“Pensemos siempre que el poder es humildad”
C. Sheinbaum
Pocos actores de la vida pública saben mantener los pies en la tierra. Uno de los más destacados protagonistas políticos del presente es el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero. Ha sido diputado y Senador en varias ocasiones y hoy es titular del Poder Ejecutivo estatal y no pierde piso. Las personas evolucionan, cambian, rectifican, pero los valores universales, esos se deben mantener vivos a lo largo del tiempo. Era octubre de 2004 cuando Navarro sostenía ante un grupo de simpatizantes: “Yo jamás negaré una amistad. Prefiero no ser nada a negar una amistad”. Ese es el material del que está hecho quien hoy preside el gobierno del estado.
No es sencillo mantener la sencillez, la humildad con la que todo mundo debería comportarse. Cuando se asumen cargos públicos, cuando se ejerce el poder, ya sea económico o político, todo se complica aún más y es más complicado se hace mantener los pies tocando el suelo. Los nayaritas hemos vivido momentos complicado con sus gobernantes. Algunos gobernadores perdieron el piso y cometieron errores garrafales que no solamente les complicó su vida, sino que llevaron al estado a situaciones de extrema debilidad institucional. Cuando se pierden valores tan nobilísimos como la amistad, se tiende al extravío más doloroso. Bien lo dice en “Murmullos”, uno de los fundadores de la Nueva Trova cubana, Amaury Pérez: “Pero un amigo es un amigo / Hasta tanto no se pruebe lo contrario / Si la cosa marcha bien / Hay poco que temer. / No se consigue un amigo a diario”. Cierto es: no se consigue un amigo a diario.
Han transcurrido más de dos décadas de que Navarro Quintero pronunció tales palabras. Los valores los mantiene vivos y los honra a diario. En esos días decía: “Cuando empecé mi participación en política traté de ser como soy. Traté de preservar mi identidad y parte de ella, con todo respeto, es tratar de generar rebeldía reflexiva permanente y no caer en el conformismo que daña a la sociedad. Creo que un político debe ser capaz de transformar todo aquello que no funciona para actualizar códigos, conductas y arribar a una nueva cultura. La rebeldía razonada debe ser parte de nuestro actuar político, hoy más que nunca”. Esa congruencia la muestra en su vida cotidiana como siempre lo ha hecho y ahí radica la promesa de que esa sencillez la mantenga tras el cargo de Gobernador de Nayarit.
Esa es una serie de valores que requiere la esfera del poder público. Lo que reclama el mandatario estatal, desde sus orígenes, es el respeto y apego a los valores. Por eso, sostenía en aquellos días: “Prefiero no ser gobernador siendo rebelde, a ser gobernador amarrado y castrado. Eso jamás”. Quienes tienen fresca la memoria saben entonces que Navarro Quintero hace un gobierno que procura transformarlo todo. Esos cambios no van a lograrse ni todos ni a plenitud. Pero se avanza en serio y con respeto a la inteligencia, a la memoria y apegándose a los ideales que ha mantenido vivos el gobernante nayarita. Es verdad que nadie está obligado a lo imposible, pero sí obligado a ser congruente, a respetar sus valores y hacer todo aquello que esté en sus manos.
Sabiendo esto, cualquiera puede entender la dimensión de un concepto como el de “Gobierno Suicida”. Se trata de mover conciencias y de cambiar hasta la forma de pensar, además de frenar inercias, además de sentar las bases para que Nayarit se mantenga en la línea de la transformación de las instituciones que fueron prostituidas y arrastradas a lo largo y ancho de los peores légamos que uno pueda imaginar.
En aquellos días, Navarro Quintero proponía realizar acciones concretas para transformar radicalmente al estado. Por eso, decía con toda razón que Nayarit es muy grande y proponía hacer un gobierno que sentase las bases del Nayarit del futuro. Ahora cumple con una convicción, con un programa de gobierno y se apega a sus valores más elevados. ¿Cómo lo hace? Haciendo altamente productivo al campo, generando empleo con la atracción de industrias, rescatando la riqueza artesanal con la industria de los talleres, aprovechando riquezas estuarinas y litorales, así como las riquezas acuíferas, modernizando la vida institucional de la educación vinculada con la solidez familiar. Ahora desde el gobierno, Navarro Quintero hace todo lo que sea posible y busca hacer hasta lo imposible. Por esa razón ha señalado que hace un gobierno a toda prisa, porque seis años son poco para lograr que Nayarit remonte el atraso de un siglo. La indolencia, la frivolidad, la demagogia, la hipocresía, la traición y la corrupción, fueron las ideas centrales de numerosos gobernantes en Nayarit. Vicios y retorcimientos de numerosos gobernantes en Nayarit, no de Nayarit.
Es congruencia y firmeza de convicciones lo que vemos desde el gobierno que preside Navarro Quintero. No es la novedad ni la improvisación la que gobierna a Nayarit. Si analizamos la historia, podremos comprobar qué tras un gobierno de fuerte compromiso transformador, lo que hay es idea firme y proyecto claro. Esa es la razón por la que podemos ver rumbo claro y mando firme en el gobierno de Nayarit.
De nuevo, lo que mueve esta reflexión es la convicción plena de que Nayarit requiere mantenerse en la línea de las transformaciones. La reforma permanente de la lógica del desarrollo del estado, es necesaria, es un mandato imperativo que ha solido ser soslayado indebidamente. La transformación debe seguir en Nayarit, para poner a tiempo a un estado que vio perdido prácticamente todo el siglo XX.