Reporte Especial | Meridiano
A pesar de las múltiples órdenes de aprehensión que pesan en su contra, el exgobernador de Nayarit, Ney González Sánchez, permanece prófugo y fuera del alcance de las autoridades mexicanas. Según fuentes cercanas a círculos políticos y de inteligencia local, se presume que se esconde en Canadá, protegido por hoteleros que fungen como presuntos prestanombres, lo que le ha permitido sostener un bajo perfil sin descuidar sus intereses económicos y redes de influencia.
Tras años de silencio y reclusión voluntaria, el exmandatario ha comenzado a maniobrar en el terreno de la opinión pública. Busca moldear una narrativa que le permita regresar al escenario político sin enfrentar cargos penales, aprovechando la cercanía del proceso electoral de 2027 en Nayarit. Su objetivo: que un eventual triunfo de aliados políticos abra la puerta a su exoneración sin pisar un solo día la cárcel.
Estas maniobras no son improvisadas. Desde hace meses, su esposa, Sharo Mejía, ha comenzado a realizar publicaciones en redes sociales con mensajes cuidadosamente diseñados para generar simpatía, presentando una imagen de víctima tanto para ella como para su esposo. Se trata de una estrategia emocional que busca desviar la atención de los señalamientos legales hacia una narrativa de persecución política y sufrimiento personal.
En paralelo, González ha recurrido a viejos aliados del poder. Uno de ellos es Emiliano Zapata Sandoval, quien fungió como magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa y fue beneficiado con diversos cargos durante el sexenio del exgobernador, junto con su esposa Elia Quintana, entonces subprocuradora del estado y hoy jueza cívica en el Ayuntamiento de Tepic. Actualmente, Zapata Sandoval actúa como operador digital y gatillero político en Facebook, lanzando ataques contra figuras adversas al exgobernador y promoviendo contenido en su defensa.
Cabe recordar que Zapata Sandoval fue noticia nacional tras divulgar en redes sociales fotografías de mujeres en bikini durante un viaje de trabajo de su esposa, acompañadas de comentarios misóginos y machistas, lo que desató fuertes críticas y una ola de indignación pública. A pesar de ello, el vínculo entre esta pareja y Ney González sigue activo y ahora forma parte de su estrategia de resurgimiento.
Mientras tanto, las autoridades estatales y federales mantienen en reserva el estatus actual de los procesos legales contra González, cuyo expediente judicial permanece sin resolución. En un contexto nacional donde varios exgobernadores han sido detenidos o investigados por corrupción, el caso de Ney González representa una de las ausencias más notorias en la lista de pendientes judiciales.
La historia del exgobernador nayarita se perfila como una prueba de fuego para el sistema de justicia mexicano y para la memoria colectiva de un estado que aún resiente las huellas de una administración marcada por el poder absoluto y el control institucional.
¿Será 2027 el año del retorno o el juicio pendiente? La respuesta, por ahora, sigue oculta entre la niebla canadiense y las trincheras de la política local.
