El propósito es un clásico de cada brindis de Año Nuevo: “este 2026 sí voy al gimnasio”. Sin embargo, la determinación suele frenarse en seco ante el temor a los aparatos desconocidos y, sobre todo, al dolor físico que sigue a una mala rutina, provocando que los gimnasios se vacíen tan rápido como se llenaron
Para evitar que la intención muera en la primera semana, la primera batalla no se libra con las pesas, sino contra la desinformación. Lejos de las rutinas milagrosas que inundan internet, la recomendación del coach Dan Arreola es tajante: hay que ignorar los videos de TikTok y buscar asesoría profesional real. “Tómenlo con pausas y con calma”, sugiere el experto, advirtiendo que los novatos deben entender su proceso y edad antes de intentar imitar lo que ven en la pantalla.
Existe una creencia errónea de que para ver resultados hay que sufrir desde el día uno. Arreola lamenta que “la gente llega queriendo explotar su cuerpo” de inmediato, olvidando que el músculo es una estructura que requiere adaptación progresiva. Saturarlo de golpe no acelera el éxito, sólo garantiza dolor y deserción.
¿Es mejor levantar mucho o levantar bien? En el gimnasio, el ego puede ser el peor enemigo. Para quienes inician, la instrucción es contraintuitiva pero vital: empezar sin peso. El objetivo, explica el entrenador, es que el cuerpo primero “reconozca el movimiento”.
“El 100 por ciento es la técnica”, sentencia Arreola. Una ejecución perfecta con una carga mínima se sentirá mucho mejor y será más efectiva que mover grandes pesos con una “técnica fea” que solo lastima el cuerpo. Finalmente, la ecuación del éxito para este 2026 se completa fuera del gimnasio: combinar al menos una hora de actividad con una buena alimentación y descanso suficiente es la única vía segura hacia la meta.
