Por Diego Mendoza | Pablo Hernández | Yuvenia Ulloa
Sereno y solitario avanza el moderno Don Quijote, sólo que su gran delirio es una batalla real, su Rocinante es el libro que carga bajo el brazo con el que se enfrenta al molino que hace trizas la verdad… A su lado, nuestras almas descifraron tantos signos, modulamos, deletreamos, la palabra deber.
Gracias a ellos, con una pizarra y una tiza nos transportamos a otros países, descubrimos nuestro camino, encontramos nuestro rumbo y revivimos históricos momentos que, pensaríamos son cuentos fantásticos.
Sus ojos denotan desvelo por las horas que usan en su hogar, trasnochar por las planeaciones de las clases que mañana darán, buscando y creando herramientas y estrategias para que sus alumnos puedan triunfar.
Ser docente, maestro, profesor no es una tarea fácil y menos en Nayarit. En la entidad, en ocasiones los centros educativos están en lugares lejanos, carentes de infraestructura y de material didáctico para implementar sus clases. Esto sin dejar de lado el sacrificio enorme, que implica llevar una doble vida y evitar que la figura del educador termine por absorber la mayor parte del tiempo.
En México, existen tres niveles de educación. La educación básica que abarca los primeros años estudiantiles hasta la etapa de la adolescencia. La educación media superior que forma a los jóvenes y su futuro, así como la educación superior generadora de profesionistas.
En Nayarit, la Secretaría de Educación Pública contabiliza a 21 mil 508 docentes en el sistema educativo, los cuales laboran para 3 mil 423 escuelas y atienden a 352 mil 74 alumnos.
La educación primaria es la que mayor número de educadores registra, con 5 mil 791 maestras y maestros, entre ellos Mariela Sánchez de 32 años, quien labora en una escuela de La Cantera, en Tepic y ve a la docencia como una de las profesiones más nobles, pero menos valoradas de la sociedad.
“Ser maestra es emocionarme por los logros de mis alumnos. Dar un extra, aunque nadie lo reconozca por estar fuera del horario laboral, pero todo con tal de que mis alumnos aprendan y nunca les falte una herramienta que les brinde conocimiento… es perder la vergüenza para hacer locuras con tal de que los niños aprendan. Ser maestra es el mejor trabajo que pude elegir”, señaló.
A nivel secundaria, se tiene el registro 5 mil 229 maestros, esto se traduce a que por lo menos estos niveles educativos son los más demandados por los nayaritas. Uno de los maestros que imparte clases en este nivel es Carlo Partida quien afirma que ser docente es: extender la mano, ofrecer el hombro y abrir el corazón a los estudiantes… un sacrificio que vale la pena intentar, para contribuir en sociedad y para forjar las generaciones del mañana”.
Los menores que toman clases en este nivel suelen tener entre 12 y 14 años de edad, sin embargo para llevar esta educación a las zonas de difícil acceso se ideó un programa conocido como: telesecundaria. Este tipo de educación es impartida por 885 maestros en Nayarit.
Cindy Vargas, es una maestra graduada en esta especialidad y actualmente imparte clases en la comunidad de Valle Morelos en Santiago Ixcuintla. Ella recorre diariamente una hora 15 minutos de camino para llegar a su lugar de trabajo, en ocasiones sorteando el peligro por viajar en carretera o la fauna silvestre de las zonas más lejanas de la urbe, donde incluso ha sido picada por un alacrán.
“Para mí es una satisfacción ver cómo continúan estudiando los alumnos gracias a nuestra labor… sabemos que es un riesgo que tenemos que tomar, como maestros de telesecundaria que tenemos que acudir a comunidades alejadas”, destacó la joven maestra.

Para ella el uso de tecnología es un arma de doble filo, ya que hoy los estudiantes tienen acceso a contenidos no aptos para su edad, lo que los transforma. Pensamiento en el que coincide la maestra Alejandra Villaseñor, quien labora para una escuela privada y que también destaca el reto que implicó la pandemia del COVID-19 en la labor educativa.
“Fueron capacitaciones intensivas a raíz del COVID. Nos dieron tres semanas y muchos pensamos que eran vacaciones, pero no, nos dimos cuenta la gran capacitación que se requerían para las clases virtuales”, reveló la docente.
La maestra Alejandra, también es profesora del CONALEP de Tepic, ella conoce perfecto el mundo de lo público y lo privado, así como del comportamiento más infantil, la necesidad de cariño y atención que muestran los jóvenes en la secundaria, y la pronta madurez que asumen una vez que ingresan al bachillerato; sin embargo, si algo destaca es como el coronavirus influyó de forma negativa a la educación de ambos niveles: “Es un rezago tremendo de dos años. Haz de cuenta que no existió el ciclo escolar 2020-2021”.
Por otra parte, la educadora también destaca la importancia de organizarse para evitar que el trabajo influya en la familia. Percepción en la que coincide, Elaine Frías, docente de la Universidad Autónoma de Nayarit quien deja en claro que la capacidad para organizar el tiempo nunca es suficiente.
“Además del tiempo en aula, implica la preparación de la clase que nos puede llevar horas. La evaluación, la tutoría, asesorías, el trabajo de academia, actividades de investigación, capacitación y actualización constante. Es una tarea ardua que poco da pie a equilibrar tu vida persona y tener un desarrollo armónico, encontrar el equilibrio entre ser madre, docente, ama de casa, mujer, estudiante”, destacó la catedrática universitaria quien celebra los triunfos de los alumnos egresados a quienes ahora llama colegas.
Así mismo, al igual que muchos otros docentes, destaca el romanticismo con el que vive su profesión: “es una de las actividades más emocionantes que pude haber elegido para ejercer. Un día me enamoré de la docencia y seguimos en ese idilio”.
Dentro de los múltiples niveles de educación básica, existe un programa específico para aquellos menores con capacidades distintas de aprendizaje. Para ellos, en el país, existen los profesionales en educación especial que se preparan para lidiar con las discapacidades o trastornos que dificultan el proceso de adquirir conocimiento en algunos estudiantes. En Nayarit, existen 879 docentes de este tipo y Regina Mendoza es una de estas profesionistas quien narra lo complicado que puede llegar a ser esta noble labor.
“Muchos estamos en esto por vocación y por amor al trabajo, pero en realidad debemos buscar un segundo empleo para poder tener una mejor vida. Porque al final ni el gobierno, ni las mismas familias valoran lo que das por lograr aprendizajes en los alumnos”, sentenció la profesora.
Relatos como estos muestran el esfuerzo y la dedicación de muchos de los docentes en su día a día; los contrastes de esta profesión, desde las grandes satisfacciones que da ver triunfar a sus alumnos, hasta los sinsabores que conllevan los múltiples retos detrás de cada clase en las aulas.
Para que al final mientras los “perros ladran” para desvalorizar su profesión, ellos continúen en el maravilloso trayecto que implica la docencia, hasta alcanzar la dulcinea de haber influido de forma positiva en las futuras generaciones.