¿Cómo hacer para que Tepic sonría?

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Por Ernesto Acero C.

Conversar con Griselda Esparza resulta altamente satisfactorio, enriquecedor y alentador. No es poco decir, aunque hay razones de sobra para llegar a una conclusión en tales términos. El tema: ¿qué y cómo hacer para que “Tepic Sonría”?

Es satisfactorio porque conoce a ciencia cierta los casi inconmensurables problemas de la ciudad y las causas de ese complejo y complicado contexto citadino. Es enriquecedor, porque abona argumentos, razones, y muestra capacidad para disentir y persuadir con sus puntos de vista. Es alentador, porque cuando la administración pública cuenta con las personas indicadas, las cosas ¡sí pueden cambiar! Una funcionaria que creció en las calles de Tepic, que se formó en las aulas del prestigioso Tecnológico Nacional, como la misma Presidenta Municipal, Geraldine Ponce, y que ha mostrado pericia política y talento administrativo, es promesa de cambios. [El querido amigo Mario Coz dedicó muchas y preciosas letras para elogiar a su familia].

¿Cómo hacer que sonría una ciudad como Tepic, que concentra cerca de un 90 por ciento de la población del municipio? Los números hacen que el grado de complejidad para asegurar el acceso de los servicios públicos, se eleve de manera desproporcionada. El asunto se complica por razones históricas.

Esto lo tiene muy claro la arquitecta Griselda Esparza Flores, funcionaria del Ayuntamiento de Tepic que carga con la dura y complicada responsabilidad de meter orden en el caos histórico. Las siguientes reflexiones derivan de una enriquecedora conversación sostenida con una profesionista que sabe del arte de la política y de la ciencia de la administración pública.

En efecto, la ciudad de Tepic es producto de un diseño urbano de corte “ejidal”, esto es, producto de la lotificación de predios ejidales. Esa lotificación estuvo a cargo de los mismos propietarios del suelo, los ejidatarios. Así, la Ciudad de Tepic fue construida a la sombra de la ley de las improvisaciones. La ley del caos fue durante todo el siglo veinte, la guía de su expansión.

Otra variable de la mayor importancia se relaciona con movimientos políticos y sociales. En el año de 1981, en el mes de agosto, los estudiantes de lo que entonces se denominaba Instituto Tecnológico Regional de Tepic (actualmente Tecnológico Nacional), a su regreso a clases, se encontraron con la novedad de que los terrenos aledaños al centro educativo, habían sido invadidos por “paracaidistas”.

De esa manera empezaba una nueva etapa en la expansión de la mancha urbana de la capital del estado. Vastas áreas de la capital se convirtieron en asentamientos humanos a partir de la acción de personas con necesidades de vivienda o con móviles “políticos”. A los protagonistas de esos movimientos populares se les llamaron “paracaidistas”.

Las consecuencias de haber sido invadidas esas zonas, se manifiestan ahora no solamente como problemas de movilidad, sino como inundaciones. Naturalmente, el otorgamiento de servicios públicos como la seguridad, el alumbrado, el de agua potable y la recolección de desechos sólidos empezaron a complicarse en extremo.

Problemas derivados de un crecimiento explosivo de la población, derivados otros de la corrupción y de otros asociados con la improvisación y la indolencia de alcaldes, hacían que Tepic y sus habitantes sufrieran por el abandono y el caos. La ciudad de Tepic ya reía, pero reía de tanto llorar. Es hora de cambiar el estado de cosas.

Actualmente los problemas que se registran en la capital son de la mayor amplitud. El INEGI contó en Tepic a 425 mil 924 personas en el Censo 2020. Por su parte, el municipio de Xalisco, cuenta con 65 mil 229 habitantes. Ambos municipios sumaban en el mismo Censo de 2020, 491 mil 153 almas. A estas alturas, entre ambos municipios seguramente ya se rebasa el medio millón de habitantes.

Una buena parte de esa población se concentra en lo que ya es un área metropolitana, que une a las ciudades de Tepic y la de Xalisco. Los números en este caso, se convierten en demandas ciudadanas por el empleo, por la vivienda, por el abasto, por servicios públicos.

La falta de planeación que se acentuó en los años recientes, eleva el grado de dificultad que deben vencer las autoridades municipales. No solamente de Tepic, en este caso, sino de la zona conurbada con el municipio de Xalisco. ¿Cuáles son las perspectivas que se ofrecen, para avanzar en la solución de la problemática que plantea el crecimiento desbordado de Tepic?

El desafío que se plantea la Presidenta Municipal de Tepic, Geraldine Ponce, es de proporciones titánicas, como lo dice la misma Griselda Esparza. Lo que se propone la alcaldesa es que “Tepic sonría”. Hasta ahora, la ciudad ha debido sortear uno y mil problemas en el abandono, llorando por el saqueo del que ha sido objeto, por la invasión de sus zanjones que eran los “pozos de absorción” naturales.

Lo que se propone la alcaldesa no es hacer milagros, como parece requerir la sede de los poderes del Estado. Lo que se propone es darle esperanzas a la gente, sentar las bases para que la capital recobre el sentido que tiene cualquier ciudad del mundo: elevar la calidad de vida de sus habitantes.

Para elevar la calidad de vida de los habitantes, se requiere invertir en educación, en salud, en viviendas, en atracción de fuentes de empleo, y un enorme y casi interminable etcétera. Esa es la propuesta, hacer que la gente logre acceder a una mejor vida, a mejores condiciones para hacer su trabajo, para fortalecer la unión familiar, para que las personas puedan andar por las calles sin peligro y transportarse a sus lugares de destino con mayor comodidad. Eso es hacer que Tepic sonría: elevar los niveles de bienestar de la población.

Esa tarea titánica (conviene reforzar ese concepto propuesto por Griselda Esparza), requiere de una estrecha coordinación y colaboración con el gobierno que preside el Gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero. Requiere también del respaldo decidido y contundente del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Eso lo sabe Griselda Esparza y lo sabe perfectamente Geraldine Ponce. Eso lo saben los que realmente se preocupan por la sociedad de Tepic, por los habitantes del estado, por todos los sectores que en su vasta pluralidad, integran la sociedad mexicana. Eso lo saben los que aman a la gloriosa ciudad de Tepic.

Muchos alcaldes han ido y venido y la ciudad ya lloraba por el abandono y el saqueo. Pocos fueron los que se beneficiaron del caos y muchos los que han debido pagar las consecuencias. Hoy, la promesa es que Tepic sonría.

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