Por Ernesto Acero C.
El Gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, siempre muestra su origen profesional. Sin duda, afortunadamente. A lo largo de su trayectoria política y en la administración pública, cada cargo que ha desempeñado lo ha llevado a conocer una enorme diversidad de temas. Ha conocido vastedad de temas que lo han convertido en un conocedor multifacético. No obstante, como profesional de la medicina sabe que la salud de la gente es prioridad entre todas las prioridades. Sabe que hay mucho que se requiere cambiar y promueve esa transformación.
En materia de salud no todo está bien, pero tampoco todo está mal. El proceso de cambios está en curso. Esos cambios requieren una profunda transformación institucional. Esa transformación no se logra de un día para otro, pues las deficiencias tienen años de desarrollo e incubándose en la indolencia, la corrupción y la irresponsabilidad. No obstante, los cambios van.
Esa es la razón por la que tomó decisiones que han transformado el paisaje institucional en la materia. Al momento en el que se inicia el proceso de federalización que ha dado lugar al Programa IMSS-BIENESTAR, empiezan a mostrarse cambios sustantivos en términos de productividad.
En materia de equipamiento, personal, abasto e infraestructura, los números muestran cambios que se convierten en mejores respuestas para la población. Existen mejores condiciones para responder a las necesidades de personas y familias que revelan el tino de la decisión del Gobernador.
Solamente por citar algunas cifras, cabe mencionar que, en consultas de medicina familiar, se transitó de cero servicios originados en los servicios de salud (SSN), a más de 16 mil otorgados por el Programa IMSS-BIENESTAR. Se transitó de menos de 7 mil 500 consultas de especialidades, a más de 30 mil. Esa lista de datos contrastantes suma y sigue. La obviamos por razones de tiempo y espacio.
El informe presentado por el doctor Jorge Martínez, titular del Órgano de Operación Administrativa Desconcentrado Estatal Nayarit, del IMSS, es altamente revelador. Lo de “menos”, en este caso, es la revelación de datos fríos, pues las respuestas a las demandas de servicios de salud de la población, resultan invaluables para las personas, para las familias.
Las cifras que dio a conocer el funcionario apenas son una muestra de la calidad de los resultados y de las repercusiones cuantitativas. Esas cifras solamente muestran las proporciones de la intervención del Programa IMSS-BIENESTAR en el periodo del primero de abril al 21 de julio. Esto es, son datos representativos de un periodo menor a los cuatro meses.
La respuesta a esa necesidad es de un valor de proporciones inimaginables para un amplio sector de la población que ahora ve respuestas a problemas que hasta hace relativamente poco no tenían soluciones. Lograr tales resultados no resulta simple ni fácil.
Para obtener resultados como los que aquí se enumeran de manera lacónica, se ha debido entrar en una etapa en la que se deben frenar (al menos) inercias y actitudes indolentes. También se han debido mejorar los mecanismos para asegurar un mejor abasto de medicamentos. Se han debido mejorar, recuperar o reconstruir, instalaciones que se encontraban abandonadas, inconclusas o funcionando de manera ineficiente.
El cobijo que el IMSS le da a los servicios de salud en el estado, concuerda con la idea que todos tenemos de esa institución. Me refiero a una institución que posee estándares de funcionamiento que le han merecido una reputación que ahora se manifiesta en términos de resultados por la vía de IMSS-BIENESTAR.
La atención a la demanda de servicios de salud, posee varias aristas. Una de ellas tiene que ver con el impacto en la economía, en la actividad productiva, en los indicadores de productividad. Una población que puede resolver con prontitud sus problemas de salud, puede responder mejor en el trabajo, con menos ausentismo, con mayor fortaleza que lleva a una mayor productividad. Esta es la parte relativamente menor del asunto que se trata.
Una cuestión de mayor relevancia tiene que ver con la dignidad de las personas, con el cumplimiento a un derecho humano como lo es la salud, consagrado en el Pacto Federal. Esto significa que una persona puede acceder a servicios de salud a la altura de sus necesidades, lo que sencillamente y per se, posee un significado enorme pues no necesita mendigar una atención que se merece y que puede y debería reclamar.
También existe un ángulo humano que involucra a las familias. Cuando una familia ve como decae la salud de uno de sus integrantes, se desvían fuertes sumas de dinero que no están a la mano de las familias, para atender a un paciente, a un hijo, al padre, a la madre. Algunas familias, que carecen de los fondos necesarios para financiar una atención en materia de salud, sencillamente se dirige a la bancarrota o al desastre humano, la vida misma de las personas.
Un sistema de salud que responda a las necesidades de atención, de corte público, beneficia a todos los sectores de la población. No solamente las personas o las familias se benefician con un sistema eficiente de salud, sino los empresarios que obtienen mayor productividad con trabajadores saludables. Las comunidades mismas se benefician cuando un caso es atendido de manera eficiente, pues eso puede mejorar los indicadores de salud de una comunidad, evitando contagios masivos de males que pueden comportarse en tales términos, como en el caso del COVID-19 en cualquiera de sus variantes.
Resulta necesario e interesante analizar las cifras que nos ha dado a conocer Jorge Martínez, responsable del Órgano de Operación Administrativa Desconcentrado Estatal Nayarit, del IMSS. No solamente en el ámbito institucional y lo que representa en términos de productividad. También debe analizarse el caso, desde una perspectiva de cambio institucional. También se requiere reflexionar en torno al tema, desde el plano familiar y personal. Naturalmente, se debe analizar el caso que aquí se trata, desde una perspectiva constitucional y en especial por la realización de un derecho esencial, primario, prioritario entre prioridades: la salud de las personas.
Las cifras, en este caso, son reveladoras del inicio de un proceso de cambios que no ha terminado. Seguramente se requiere mejorar el sistema de abasto de medicamentos, la celeridad de la atención a la demanda, de más modernas y mejores instalaciones y equipamiento. Hay mucho tramo que se debe transitar en la materia. No obstante, lo que en este caso se puede medir, también se puede evaluar. Las cifras nos muestran que los problemas que se originan en el plano institucional, también pueden resolverse en el plano institucional. Los avances ahí están y se muestran en las cifras. Cifras que representan atingentes respuestas a personas. Eso son las cifras en este caso: seres humanos que reclaman un trato digno, respetuoso, eficiente. La institucionalidad debe consolidarse en favor de la dignidad de las personas. Ese es el cambio que se espera, transformación que e