Con excepción del edificio del Poder Legislativo, en pleno mes de septiembre las calles de Tepic lucen apagadas, sin el color que por tradición las distingue: verde, blanco y rojo.
El Centro Histórico de Tepic está también sin el comercio ambulante que ofrece el tradicional rehilete, la corneta y la banderita o el colguije para el automóvil, que dan identidad a los mexicanos.
Soraya Buhaya, añeja comerciante alfarera de la ciudad, expresó que la ausencia de vendedores ambulantes que se colocaban incluso con bastante anticipación sobre la avenida México y calles alternas, obedece al temor de invertir y no poder vender, por el riesgo que representa la pandemia que podría modificar de un momento a otro el tema de la normalidad, lo que frenaría sus ventas.

“Además de que siempre hemos sabido que a septiembre le llamamos los comerciantes siete hambres o septihambre, pero esta vez un poquito más porque están más al alza los precios en todo, la inflación que tanto golpea a los bolsillos, tú sabes que la gasolina nos ha traído a todos desnivelados. Aparte la gente se ha hecho más apática, los que se dedican a vender en las calles los artículos tradicionales del mes patrio, fíjate aun cuando sea una cosita la gente termina llevándose algo, ya sea el llavero, rebozo o para hacer la fiestecita mexicana, pero yo siento como comerciante establecida, ahorita es el temor a quedarse con la mercancía, o que se origine una nueva cuarentena y se nos diga que se suspende el festejo para otro año, por eso no han salido, así me lo han externado algunos de ellos”, precisó finalmente.