Por José Luis Olimón Nolasco
Las 22 Copas del Mundo de Futbol o, dicho más propiamente, los Campeonatos Mundiales de Futbol que —con la interrupción obligada en tiempos de la II Guerra Mundial de los torneos que se hubieran celebrado en 1942 y 1946— se han celebrado entre 1930 y 2022, han llegado a ser uno de los eventos más importante [si no es el que el más] en el mundo del deporte y, cada vez que se realiza uno, a quienes le hemos venido dando seguimiento a lo largo de los años, trae consigo una serie de recuerdos a los que se añaden los más recientes.
Pues bien, en mi caso personal, la celebración de la Copa del Mundo Catar 2022 me ha remontado hasta la Copa del Mundo Chile 1962 y, en esa “carpeta” de archivos mentales cargados de imágenes, sonidos y emociones, a la portada del periódico deportivo “Esto” en la que aparecían las imágenes de la selección brasileña y de la selección mexicana como las que disputarían el primer encuentro del grupo conformado por esas dos selecciones, junto con la de España y la de Checoeslovaquia; al recuerdo de la derrota mexicana 2-0, de que uno de los goles lo había anotado Pelé —quien ya no jugaría en el resto del torneo—; al lamento de Don Fernando Marcos ante el gol de último minuto anotado por Peiró con el que vencieron a la oncena mexicana y al primer triunfo de la selección mexicana en los mundiales 3-1 frente a la selección checoeslovaca que, a la postre, disputaría la final contra la selección brasileña que se coronaría por segunda vez consecutiva…
Repensados cronológicamente, los siguientes recuerdos que vinieron a mi mente estuvieron referidos al Mundial de Inglaterra 1966, en especial los tres partidos de la selección mexicana en su derrota 2-0 frente a los ingleses [con una alineación en la que incluyó seis defensas]; el empate contra Francia [con un gol de Enrique Borja, cuya narración aún puedo escuchar en mi interior] y el empate contra Uruguay en el que tuvo lugar la despedida de Antonio Carbajal, el primer futbolista que había participado hasta entonces en cinco mundiales.
Por supuesto, los siguientes recuerdos provienen del Mundial México 70: aquel partido inaugural en el Azteca entre la selección de la URSS y la de México, con un empate a cero goles; las inolvidables actuaciones de la oncena brasileña encabezada por Pelé, en el Estadio Jalisco; el partido de la eliminación de la oncena tricolor, en La Bombonera de Toluca ante la selección italiana, esa que, días después sería protagonista del denominado “partido del siglo” contra la selección alemana y que caería derrotada en la final 4-1 frente a la “verdeamarela” que culminaría ahí una de sus mejores participaciones en mundiales, confirmaría a Pelé —ya con 30 años— como “O Rei” del futbol y la convertiría no solo en ganadora de la Copa Jules Rimet, sino en su propietaria definitiva ya que se quedaría con ella, la selección que la ganara tres veces…
De Alemania 74, la revolución futbolística que representó la selección holandesa dirigida por Rinus Michels y encabezada por Johan Cruyff con su propuesta de “futbol total” que, a pesar de su brillantez, sería incapaz de ganar el nuevo trofeo creado para sustituir a la Jules Rimet, del que el equipo ganador solo conserva una réplica…
De Argentina 78, la final entre Argentina y Holanda, con los goles de Mario Kempes; el sospechoso triunfo de la albiceleste 6-0 frente a Perú y el terrible desempeño de la selección mexicana, a cargo de José Antonio Roca, la cual sumó tres derrotas en su participación mundialista: 1-3 contra Túnez; 0-6 contra Alemania y 1-3 contra Polonia…
De España 82, tampoco demasiado: el campeonato obtenido por Italia, posibilitada por los goles de Paolo Rossi, la inesperada eliminación de Brasil, a pesar de haber presentado una de las mejores oncenas de todos los mundiales [entre sus integrantes se puede mencionar a Zico, Sócrates, Falcao y Dirceu].
1986, de nuevo en México, después del temblor y en sustitución de la sede original [Colombia]. Sin duda, el Mundial de Maradona, quien llevó a la albiceleste a la obtención por segunda ocasión de la Copa FIFA, humillando a la selección inglesa —con toda lo que la guerra de las Malvinas había dejado como afrenta en el alma argentina— anotándole un gol con la mano y otro que, para muchos, ha sido el mejor gol anotado en los mundiales y venciendo a la selección teutona que, en los minutos finales había empatado el encuentro 2-2, hasta que Jorge Burruchaga, a pase de Maradona anotara el gol definitivo…
Sin saber a ciencia cierta por qué, del Mundial Italia 90 no recuerdo, prácticamente, nada…
Pero sí de Estados Unidos 94: la derrota del “Tri” en su primer partido, contra la selección de Noruega; su triunfo frente a Irlanda con dos goles de Luis García y un brillante e inesperado empate contra Italia con aquel gol desde fuera del área del nayarita Marcelino Bernal y, por supuesto y desgraciadamente, la eliminación en octavos de final contra Bulgaria… [Cómo olvidar ese gol de Stoichkov, cuando el partido apenas iniciaba.
De ese mismo mundial, la final —bastante sosa— disputada entre Brasil e Italia, que se dirimiría, por primer vez en la historia de los mundiales, en series de penaltis. ¡Cómo olvidar los tiros fallidos de Franco Baresi y de Roberto Baggio, los dos pilares de la “azzurra”].
¿Francia 98? La Copa de la Vida, interpretada por Ricky Martin en la inauguración; la notable participación de la selección gala —en la que Zinedine Zidane se consagró —por su calidad y liderazgo— como uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos y en la que esa Francia pluriétnica se convirtió en la séptima selección nacional en ganar una Copa del Mundo. Inolvidable también, la irrupción de la selección croata, representante de una nación que apenas unos años antes había obtenido su independencia…
Pensé que una entrega sería suficiente, pero no fue así…
Solo me permitió evocar los mundiales de los que, de alguna manera fui testigo, en el siglo y milenio pasado…
Espero proseguir estas evocaciones en una segunda entrega, en los inicios del 2023…