Teniendo “a la mano” los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) acerca del número de homicidios el pasado fin de semana: 65 el sábado 18 y 82 el domingo 19 [ambos días con saldo blanco en Nayarit], creo que resulta justificado volver a abordar ese tema en estas “palabras” comenzando por sacar a la luz algunos datos relevantes al respecto e intentando incursionar en el ámbito complejo de las interpretaciones de esos datos…

De los datos —aun frescos— del fin de semana, destacan: del sábado, el relativo bajo número de homicidios reportados —65—; no así el que sean los estados de Guanajuato [11], Estado de México [6] y Michoacán [6] las entidades en que se reportó un mayor número de homicidios; del domingo, el alto número de homicidios [82] y que, de nuevo aparezca Guanajuato [6] entre los estados con mayor número de homicidios, aunque, eso sí, por debajo de las entidades que reportaron un mayor número de homicidios: Zacatecas [7], Jalisco [8] y el Estado de México [15].

Una mirada más amplia —basada en el informe de TResearch del lunes 6 de este mes— nos lleva a cifras que debieran ser escandalosas, aunque —ante cierta normalización— no es así…

En ese informe —que reconoce que las cifras que se manejan son provisionales hasta que el INEGI publique las definitivas— se da la cifra de homicidios dolosos perpetrados durante el presente sexenio hasta el domingo 5 de febrero de 2023: 145,851, un número escandaloso, sin duda, aunque —siempre de acuerdo con el informe mencionado— se debe reconocer que hay una tendencia a la baja, ya que, mientras en 2019 y 2020 el promedio mensual estuvo por encima de 3,000 y, durante 2021 estuvo cerca de esa cifra y el promedio diario giró en torno a 100 homicidios, el año 2022, el promedio mensual se redujo a 2,317 y el diario, a 77, lo que representa un poco más de un 20% de disminución.

Esta disminución en el número de homicidios dolosos en nuestro país, debiera ser motivo de esperanza, aunque, cuando se amplía la visión a los sexenios anteriores, esa esperanza se torna un tanto débil ya que las cifras de 2022 solo son superadas por las de los años 2017-2021 e incluso llega a producir escozor cuando se comparan los datos de homicidios durante los primeros 51 meses de los sexenios del tercer milenio: 42,337 en el sexenio de Vicente Fox; 73,489, en el de Felipe Calderón; 94,892, en el de Enrique Peña Nieto y 145,851, en el de Andrés Manuel López Obrador y cuando se accede a la proyección al final del sexenio: 211,150…

Los datos a nivel de entidades federativas en el presente sexenio, permiten visualizar a los estados de Guanajuato [17,613], Estado de México [12,625] y Baja California [12,202] como los que tienen un número más elevado de homicidios dolosos y a los estados de Yucatán [216], Baja California Sur [320] y Campeche [373] como los que tienen un número más bajo de reportes en ese tipo de delito. Nayarit, con 879 homicidios en lo que va del sexenio, aparece como la entidad que ocupa el séptimo lugar entre las que tienen menor número de homicidios dolosos, además de mostrar una disminución del 20% entre 2021 [205] y 2022 [165].

En cuanto a los municipios más violentos en 2022, hay que mencionar a Tijuana [1,146], Ciudad Juárez [539] y Benito Juárez, QR [421].

Otros datos relevantes que ofrece el informe de TResearch es el del número de homicidios desde una perspectiva de género, de edad y de escolaridad.

Con base en los datos definitivos del INEGI, el año 2021, hubo 31,263 homicidios de varones y 4,002 de mujeres; 2,733, de menores de edad; 10,305 de personas entre 18 y 29 años; 9,259, de personas entre 30 y 49 años y 13,403, de personas entre 50 y 99 años. Desde la perspectiva del grado de escolaridad, parece muy relevante que el 60% de los homicidios se relacionen con personas que solo contaban con la educación básica.

Ahora bien, incursionando en el criterio internacional para medir los homicidios: número de homicidios por 100,000 habitantes, encontramos a nuestro país en el sexto lugar mundial con 28 homicidios, por debajo de Jamaica [46.5], Venezuela [45.6], Honduras [37.6], Bolivia [36.3] y Sudáfrica [35.9]…

Desde este mismo punto de vista, los datos de 10 entidades federativas de nuestro país están por encima —algunos muy por encima— de los más altos promedios mundiales: Zacatecas [109], Baja California [86], Colima [82], Chihuahua [73], Guanajuato [70], Sinaloa [70], Morelos [60], Michoacán [55], Guerrero [41] y Quintana Roo [36]. [Nayarit, por debajo del promedio nacional, con 18 homicidios por cada 100,000 habitantes].

En números totales de homicidios, a su vez, México ocupó el tercer lugar para el año 2021 con sus 35,700, solo por debajo de Brasil [50,033] y la India [42,678].

Entrando en el ámbito complejo y diverso de las interpretaciones, unas “palabras” acerca de los altos niveles de homicidios dolosos en nuestro país y de su tendencia a la baja.

Es obvio que el aumento en el número de homicidios dolosos en nuestro país, se dio durante el sexenio de Felipe Calderón y que, en buena medida, está relacionado con la conocida como “Guerra contra el narcotráfico” que triplicó el número de homicidios entre 2007 y 2012 y que, desde las fuentes oficiales se interpretó como una especie de mal necesario y muestra de que el Estado Mexicano estaría resultando ganador en ese combate.

El alza en el número de homicidios durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, en el que, al menos oficialmente, no se habría proseguido con la guerra del sexenio anterior, podría tener su explicación en el reacomodo de fuerzas del crimen organizado después de la guerra del sexenio anterior y de su incursión en nuevos espacios delincuenciales…

Esta explicación parece capaz de dar razón también de que se hayan mantenido los altos números de homicidios durante los tres primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a pesar del cambio introducido en relación con el problema del crimen organizado bajo el lema “abrazos, no balazos” y el acento puesto en atacar las causas profundas del problema con programas sociales.

En cuanto a las posibles razones de la disminución en el número de homicidios el año anterior, me atrevo a apuntar que tiene que ver, sobre todo, con el asentamiento de las distintas organizaciones en territorios determinados y con su comodidad con la actitud asumida desde el poder frente a sus actividades, su presencia territorial y su ejercicio fáctico del poder.

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