Volantín | Secretario de la Defensa burla austeridad republicana (Segunda parte)

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Por Salvador Cosío Gaona

De los relatos dados a conocer esta semana en torno a los fastuosos viajes del General Luis Cresencio Sandoval, destaca el de Nueva York con una amplia comitiva, y resulta imperdible la narrativa y la precisión en los detalles que s continuación comparto;

 Visiblemente conmovido, y en medio de una ovación de los más de 19 mil espectadores que gritaban en el Madison Square Garden, Dwyane Wade se despedía del escenario neoyorquino.

Uno de los más brillantes basquetbolistas de la generación posterior a Michael Jordan y Shaquill O’Neal, el jugador de los Miami Heat cerraba ante el equipo de casa una carrera espectacular que lo llevó a conseguir tres medallas olímpicas y tres campeonatos de la NBA.

En el momento en que ingresó a la cancha, un video empezó a proyectarse en lo alto de la arena. El partido se detuvo unos minutos y Dwyane Wade levantó al cielo sus potentes y largas tenazas que tanta gloria le habían dado.

Agradecía a un público que lo había acompañado en sus 19 años de carrera profesional. El Madison Square Garden entero rendía tributo al jugador, miles de bocas vitoreaban y daban el adiós a una leyenda deportiva.

Si se cumplió la agenda aprobada, esa noche, la del 30 de marzo de 2019, entre el público que despedía a Dwyane también se encontraba uno de los hombres con más poder en México: el secretario de la Defensa Nacional.

Al general Luis Cresencio Sandoval lo acompañaba en el Madison Square Garden un grupo más reducido que de costumbre: su esposa, su hijo, su hija, su nuera (identificada en los correos como Osiris), su ayudante general, la esposa de éste, así como la ayudante de su esposa. En total, ocho personas.

No había sido un partido cualquiera. Los videos en internet muestran lo que vivieron quienes, como la familia Sandoval Medina, estuvieron ahí: una experiencia excepcional.

Y como para no bajar la intensidad de la experiencia, la siguiente parada del grupo sería también memorable. El restaurante elegido para cenar, The View, se localiza en lo alto del hotel Marriot Marquis, con el atractivo particular de que el local gira, por lo que las vistas nocturnas de Manhattan son espectaculares desde ahí.

Las reseñas de los especialistas coinciden: el costo promedio de 125 dólares (unos 2 mil 500 pesos) por persona refleja la relación precio-calidad. Así que el costo aproximado de mil dólares por la cena para ocho personas en pleno Manhattan resultaba dentro de los estándares de la ciudad.

Con apenas cuatro meses en el cargo, el general y su comitiva habían llegado dos días antes a Nueva York, en donde él asistiría a la “Conferencia Ministerial de Jefes de Defensa de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas”.

El propio general Sandoval publicó un mensaje al respecto en su cuenta de Twitter: ‹‹Participando en la “Primera Reunión Ministerial de Operaciones de Mantenimiento de la Paz”, refrendando el compromiso internacional de México en la Organización de las Naciones Unidas, #NuevaYork, EUA.››

El grupo que lo acompañaba no era reducido. De hecho, en el jet GulfStream 550 que salió a horas muy tempranas del jueves 28 de marzo de la Unidad Especial de Transporte Aéreo, ubicada en el AICM Benito Juárez, había casa llena. Sus 17 asientos estaban ocupados de la siguiente manera, tal como aparecen en la agenda aprobada:

1.   El alto mando

2.   Su distinguida esposa

3.   Srio. de Marina.

4.   Sra. esposa del Srio. de Marina.

5.   Invitada de la esposa del Srio. de Marina.

6.   H1.

7.   H2.

8.   Osiris.

9.   Subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

10. Jefe de la Unidad de Planeación y Coordinación Estratégica de la Armada.

11. Ayudante del Gral. Luis Cresencio Sandoval.

12. Esposa del Ayudante General del C. General Secretario de Defensa Nacional.

13. Jefe de Seguridad.

14. Ayudante del Srio. de Marina.

15. Médico.

16. Sobrecargo.

17. Sobrecargo.

Para quienes no conocen las claves militares, H1, H2 y Osiris corresponden, respectivamente, al hijo, la hija y la nuera del general Sandoval González. Y la invitada de la esposa del almirante Rafael Ojeda, el titular de Marina, es la cuñada de éste.

Los nombres de todos ellos aparecen en la agenda, pero se han omitido porque no pertenecen a las fuerzas armadas ni tienen un cargo en el gobierno federal y, por tanto, no son de interés público.

Bueno, todos menos uno: el hijo del general Sandoval es un alto funcionario en el Centro Nacional de Inteligencia. Se llama Luis Rubén Sandoval Medina y ahí, en el aparato “civil” que controla la información sensible en el país, es titular del Centro Nacional de Fusión de Inteligencia.

Antes, durante el sexenio de Felipe Calderón, trabajó en el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).

Al terminar la cena en The View, se trasladarían al hotel The Westin Grand Central, ubicado en la 42 Street, en donde la comitiva militar se había alojado. Y aunque en los preparativos y reservaciones finales no se especifican qué habitaciones ocuparon, en el documento aparecen imágenes de varias opciones: la suite presidencial, la suite o cuartos normales.

Para el domingo ya no quedaba mucho tiempo libre. Si se despertaban temprano, podrían atender la sugerencia de visitar la Catedral de San Patricio y quizá caminar un rato por Times Square.

Al mediodía se dirigirían hacia el Bronx, al estadio de los Yankees de Nueva York, que ese día enfrentarían a los Orioles de Baltimore, apenas unos cuantos días después de que arrancara la temporada de las Ligas Mayores de Estados Unidos.

Saldrían corriendo luego hacia el aeropuerto de Teterboro, en Nueva Jersey, donde el siempre confiable jet Gulfstream G550 los regresaría a México. Comerían a bordo.

Claro, habían cumplido ya con las actividades oficiales. El jueves previo, por ejemplo, apenas arribó al hotel, el general Sandoval tuvo una reunión de una hora en las instalaciones de la Misión Permanente de Canadá en Nueva York. Al finalizar, lo alcanzaron su esposa, el secretario de Marina y la esposa de éste, quienes fueron invitados a cenar por Juan Ramón de la Fuente, el ex rector de la UNAM y actual embajador mexicano ante la ONU.

El viernes había sido un día con más actividades. A las 10 de mañana comenzó la conferencia ministerial convocada por la ONU, cuyo discurso de apertura pronunció el secretario general Antonio Guterres.

El secretario de la Defensa Nacional tuvo una intervención de poco más de tres minutos durante la misma para anunciar los compromisos del Estado mexicano con las misiones internacionales de paz, luego sostuvo una reunión bilateral con el titular de Defensa de Canadá y de 13:00 a 14:30 una comida con los ministros de Defensa asistentes al encuentro.

La agenda ministerial concluyó a las 16:45.

Luego de eso, el general se trasladó al hotel para cambiarse (le sugirieron que lo hiciera de “uniforme de ceremonias con maquinoff” a “civil casual”) y alcanzar a su familia y cenar a bordo del barco “Bateaux New York” mientras éste navegaba por el río Hudson con vista a Manhattan.

Quien preparó la agenda colocó una nota que decía así: “Durante las actividades oficiales, su respetable familia (la del general Sandoval, se entiende) se encontrará realizando actividades privadas”.

A la familia del general se le ofrecieron opciones para emplear el tiempo libre: museos como el Metropolitano, el de Historia Natural o el de la Ciudad de Nueva York. También restaurantes y, lo que parece ser una tradición porque lo mismo hacían con la esposa del exsecretario Salvador Cienfuegos (“como comentario, a la esposa de mi general le gustan las visitas a los centros comerciales o outlets premium”), las opciones de shopping: Woodbury Common Premium Outlets, Tanger Outlets o el Manhattan Mall”.

 Y todo ello, hay que decirlo, pagado con los impuestos de usted amable lector y los de un servidor.

 Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1 

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