Por Ernesto Acero C.
La crítica es útil, siempre y cuando no sea manzana envenenada. Una y otra vez, vemos como se hacen señalamientos contra actos de autoridad en el nombre de principios fundamentales de la democracia: libertad de expresión, tolerancia, derecho al disenso. La administración que preside el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero respeta todas las ideas porque él mismo es hombre de ideas. Ha respetado todos los derechos de todos y, naturalmente, del derecho a la crítica. Decir la verdad es vacuna contra los ataques, y las obras concretas, la mejor argumentación a su favor.
Es de la mayor relevancia comprender la diferencia entre ataque y crítica. Así, dado que el mandatario estatal ha afectado intereses creados, los ha denunciado y ha procedido en su contra. La reacción no se ha hecho esperar; los ataques tampoco se han hecho esperar. Los ataques provienen de quienes ven afectados sus intereses, provienen de quienes vieron al estado como territorio para el despojo, para el saqueo y para apropiarse de las instituciones.
No obstante, hay quienes ocultan los ataques con los ropajes de la crítica. Cuando se lanza de manera desinteresada una crítica, lo primero que procede es analizar desinteresadamente si se trata de una crítica o de un simple ataque.
Un ataque no tiene más respuesta que otro ataque o el silencio. El ataque como respuesta a un ataque, puede llevar a una carrera armamentista. El silencio puede hacer daño en lógica que supone que el que calla, otorga.
La crítica implica alejamiento de los adjetivos y acercamiento a la argumentación. Una crítica debería sujetarse a la lógica hegeliana de la tesis, la antítesis y la síntesis. Cuando lo que abunda es el adjetivo y lo que brilla por su ausencia, es el razonamiento lógico, irrumpe el ataque.
El ataque puede revestirse de mil máscaras. El ataque puede formularse engolando la voz y asumiendo una postura corporal que aparente inteligencia, sabiduría, pontifical solemnidad. Puede mostrarse como “desinteresada observación”, que suele servirse entre risas, gracejadas y aparente mirada de “hombre de mundo”. Aunque el ataque se vista de crítica o de “cosmopolitismo”, no deja de ser simple y vil ataque.
El Gobernador Navarro Quintero ha mantenido una línea de respeto a la crítica y una respuesta: decir la verdad. Sabe distinguir nítidamente entre lo que es una crítica y lo que es un ataque. El Gobernador también sabe que decir la verdad es la mejor vacuna contra los ataques, pues los ataques son mentiras convertidas en armas de destrucción masiva.
El Gobernador Navarro sabe qué, ante las embestidas de la reacción, la verdad y los hechos de gobierno son respuestas que hacen polvo cualquier ataque. La crítica siempre será bienvenida, pero esta debe tener como punto de partida honestidad intelectual, respeto y argumentación.
Cuando se parte de premisas falsas para aparentar conclusiones verdaderas, se actúa intelectualmente de manera deshonesta. Cuando no se muestra el respeto que merecen nuestros interlocutores, se cierran las puertas a toda interlocución razonable. Cuando la argumentación no está presente en una afirmación “crítica”, ante lo que estamos es un simple y vulgar ataque que puede ser respondido en los mismos términos.
El silencio ante los ataques nunca será la mejor respuesta; el silencio es la peor respuesta ante los ataques. La autoridad no puede tampoco enfocar todas sus energías a dar respuesta al fuego graneado de los afectados por el combate a la corrupción que encabeza el gobierno de Navarro Quintero. Por eso, la mejor respuesta de las autoridades estatales, encabezadas por el Gobernador Navarro Quintero, es la obra de gobierno.
Esas obras que responden a cualquier ataque, llegan a todo el territorio del estado. Las obras realizadas por el Gobernador Navarro se pueden observar de un extremo a otro del territorio estatal: de norte a sur y desde la sierra hasta la costa.
Nadie puede decir con verdad, que de una u otra manera no le ha beneficiado una obra del gobierno navarrista. Puentes, carreteras, escuelas, obras hidráulicas, instalaciones deportivas, promoción del arte y la cultura, impulso al turismo, atracción de inversiones públicas y privadas, atención a la salud y demás acciones de gobierno, son la mejor respuesta a los ataques de los que han sido afectados por el duro combate a la corrupción y los privilegios indebidos.
Ahora, la entrega de libros en el estado se ha convertido en un monumento visible a la democracia, al ejercicio de las libertades, en férrea defensa de la educación pública. Cuando el mandatario estatal se ha referido a la corrupción que tiene de rodillas a la Universidad nayarita, ha dejado absolutamente claro que la defensa de las instituciones, es prioridad. Defender de la corrupción, proteger del saqueo a las instituciones, significa defenderlas.
En Nayarit se defiende la educación pública. La entrega de libros, en la actual coyuntura, es un acto de convicciones democráticas y de rechazo al feudalismo de los que saquearon al estado, de castigo a los que sembraron de corrupción, esa que les redituó cosechas históricas.
Por eso los ataques están a la orden del día. No van a cesar, porque la obra que realiza el Gobernador Navarro Quintero, es una obra humanista. Es una obra que tiene sus raíces hasta en su origen personal. Ante lo que estamos, es la obra democrática de un gobernante fraguado en el crisol del esfuerzo, del estudio y de las sólidas convicciones. Esa muralla no será vulnerada con ataques de resentidos.