Por Julio Casillas Barajas
Amigas y amigos. Las elecciones del 2024 (que realmente comienzan en sus preparativos en este 2023) se esperan muy movidas y complicadas, pero ojalá no sean las más conflictivas que el país ha vivido en muchos años. Muchas personas creen que habrá “demasiado juego”, elecciones interesantes y competidas todos los días, pero sin afectarse por el previo ambiente polarizado, con crispación o los constantes enfrentamientos; nosotros, deseamos sinceramente que el proceso sea tenso, pero sin paso a movimientos violentos, más bien, democrático, limpio y participativo, sin excesos.
Otros dicen que cada vez es más común escuchar insultos, descalificaciones y hasta agresiones en el terreno político. Viendo, así las cosas, los mexicanos parecemos estar divididos en dos bandos: entre los que apoyan al presidente Andrés Manuel López Obrador, y los que él considera que están en su contra. Se puede esperar que el ambiente continúe así, o incluso hasta se podría incrementar esta tensión, nosotros no lo deseamos.
PASO A LAS VOTACIONES TRANSPARENTES
No todo es miel sobre hojuelas. Los expertos subrayan que el contexto se va a intensificar. Si lo que se ha vivido en estos años es la polarización, el diálogo de sordos, la ausencia absoluta de un coloquio racional, y la moda son los insultos, el panorama político se va a incrementar en cuanto a tensiones y enfrentamientos. Lo deseable es que esa rigidez no escale dependiendo de los resultados.
Lamentablemente, si la distancia entre los punteros es reducida, con mayor razón va a haber ahí un riesgo de ruptura, de conflictividad e ingobernabilidad incluso durante algún tiempo. En términos generales, se ve una elección muy difícil, lo contrario de la elección de 2018.
Se debe de evitar que las agresiones verbales lleguen a la violencia física, máxime que aun cuando la elección empieza de manera formal a finales del 2023, el presidente López Obrador calentó la situación al dar el banderazo de salida dos años antes, poniendo a trabajar a los posibles candidatos de Morena.
Recordamos que fue el 6 de junio del 2022 cuando el Mandatario dio por iniciada la carrera, señalando que no era necesario que Morena diera la instrucción de empezar la promoción, ya que ésta había comenzado mucho antes.
Aunque para otros, el proceso para renovar la Presidencia había iniciado mucho antes, el 12 de julio del 2021, cuando desde Villahermosa, Tabasco, López Obrador introdujo el término que mantendría hasta el día de hoy para referirse a sus posibles candidatos.
“Yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo, esa es la regla, la gente va a decidir en su momento en forma libre, democrática, quién debe representarnos en lo que corresponde al movimiento progresista, liberal, con dimensión social, pero eso en su momento”, sostuvo.
BANDERAS DE LOS OPOSITORES
La oposición, en cambio, tiene como bandera la reconstrucción del país y la rehabilitación de la democracia, en contra del proyecto “autoritario” y la continuación de una política económica muy personal. El lanzamiento de frases como reconciliación, unidad y triunfo, se escuchan ya en el Frente Opositor, encabezado por Xóchitl Galvez.
Sin embargo, no basta con tener un candidato o candidata, sino que hay que crear un programa político y social en donde participen la mayor cantidad de fuerzas políticas y sociales del país.
En tanto no exista claridad y el pueblo entienda bien las coordenadas políticas actuales, Morena no tiene asegurada la victoria en la elección. Para eso, los partidos políticos tienen que tomar en cuenta a la sociedad civil, escuchar sus reclamos y entender que no van a poder ir solos.
LA CARA OFICIAL
Sin duda, la principal aspirante a la presidencia de México, Claudia Sheinbaum, se ve a sí misma como la sucesora natural de Andrés Manuel López Obrador, y quiere lograr lo que ni siquiera su mentor ha podido conseguir: un cambio constitucional que consolide el control del Estado sobre el sector eléctrico, entre otras cosas.
Los analistas señalan que el más importante de los riesgos que enfrenta la elección es la creciente intervención del crimen organizado, el cual se ha convertido en el tema número uno de los procesos comiciales: de que las bandas delincuencia aprovechen la elección para infiltrarse más, para financiar campañas, para desechar candidatos incómodos, y crezca el problema de los nuevos gobiernos.
Otro esquema malo es la intervención del gobierno federal, haciendo campaña abierta y violando la ley, o por medio de los “servidores de la nación”, con el uso de su posición para movilizar votos a favor de Morena.
VEREMOS Y DIREMOS.