Por Salvador Cosío Gaona
A medida que los bombardeos y ataques israelíes en la Franja de Gaza se extienden y el número de víctimas civiles crece -ya son más de 9 mil este jueves, según las autoridades palestinas-, en distintas partes del globo han comenzado a surgir algunos matices a las posiciones asumidas al inicio del conflicto, que mayoritariamente fueron de condena a los actos de Hamás y de apoyo a Israel.
¿Y quién está con Hamás?
El principal aliado de Hamás es Irán, del que recibe fondos, armas y entrenamiento para sus miembros, según las autoridades israelíes y occidentales.
Contar con el apoyo del régimen de los ayatolás supone, según los expertos, tenerlo también de países como Irak o Siria, los cuales están en la órbita de Teherán.
Pero no sólo Irán está detrás de Hamás, sino también Qatar. El estado del Golfo Pérsico es considerado otro de los principales valedores desde el punto de vista financiero y diplomático de la agrupación radical palestina.
“El líder máximo de Hamás (Ismail Haniya) se encuentra en Doha, a pesar de que Qatar es un aliado de EE.UU.”, recuerda Aguirre.
Un caso peculiar es el de Turquía. Pese a ser su país miembro de la OTAN, hace una semana su presidente, Recep Tayip Erdogan, dijo que “Hamás no es un grupo terrorista”, sino “un grupo de libertadores”, y acusó a Israel de estar llevando a cabo crímenes de guerra en Gaza.
¿Qué pasa con Rusia y China?
La postura de las otras dos potencias nucleares en este tema está guiada por sus rivalidades e intereses económicos.
“El caso de Rusia es peculiar, pues su posición responde a su confrontación geoestratégica con EE.UU.”, afirma el profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid Ignacio Gutiérrez de Terán, quien recuerda que Moscú no ha condenado el ataque de Hamás, sino que ha culpado del mismo a Washington.
En similares términos se pronuncia Rodríguez Gómez, quien asegura que “a Rusia le viene muy bien el ataque de Hamás, porque le sirve para dispersar las fuerzas de EE.UU. y de Europa, y desviar la atención de lo que hace en Ucrania”.
“Si hubiera que poner a Rusia en una balanza entre Occidente y Hamás, pues estaría más cerca de Hamás”, sentencia el experto.
De hecho, esta semana el gobierno de Netanyahuconvocó al embajador ruso en Israel en protesta por la presencia de unos dirigentes de la organización islamista en la capital rusa.
En cuanto a China, Rodríguez Gómez asegura que es un caso “distinto”.
“China necesita un mundo estable. Los grandes proyectos económicos necesitan estabilidad y China quiere llevar adelante su gran proyecto de la Ruta de la Seda y con una desestabilización como la que hay en Ucrania ya le basta”, explica.
La postura de los países latinoamericanos
Nada más ocurridos los ataques de Hamás el grueso de los gobiernos de América Latina se solidarizó con Israel. Esto, a pesar de las simpatías que en muchos de ellos hay por la causa palestina.
Los presidentes Luis Lacalle Pou (Uruguay), Gabriel Boric (Chile), Nayib Bukele (El Salvador), Luiz Inacio Lula Da Silva (Brasil), Luis Abinader(República Dominicana) y Alberto Fernández(Argentina) condenaron enérgicamente la muerte y secuestro de civiles israelíes. Bolivia, Costa Rica y Honduras, a través de sus cancillerías, también rechazaron lo ocurrido.
México, entretanto, optó por la equidistancia. Por un lado, su presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo el día 9 que su país “no tomaba partido” y que “más que condenas se requería una solución pacífica”. Por el otro, desde la Secretaría de Relaciones Exteriores repudiaron los hechos y afirmaron que a Israel lo asistía “el derecho a la legítima defensa”.
Los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en cambio, achacaron los ataques de Hamás a la ocupación israelí de los territorios palestinos.
A medida que el número de víctimas civiles en Gaza aumenta, algunos gobernantes latinoamericanos han endurecido sus discursos. Entre ellos destaca el presidente Lula, quien la semana pasada calificó de “locura” la estrategia de Netanyahu.
“Que Hamás haya cometido un acto terrorista contra Israel no justifica que Israel tenga que matar a millones de personas inocentes”, dijo.
Otros países han ido más lejos, como demuestran las decisiones adoptadas esta semana por Bolivia, Colombia y Chile, cuyos líderes han dado repetidas muestras de disgusto ante la respuesta de Israel a los ataques de los que fue víctima.
El presidente colombiano Gustavo Petro fue el que más duro se mostró desde un principio con Israel y su ofensiva contra Gaza, algo que provocó que el gobierno de Netanyahu lo acusara de “hostil” y “antisemita” y anunciara la suspensión de ciertas exportaciones israelíes al país sudamericano.
En Naciones Unidas también quedaron claras las posiciones críticas de los gobiernos latinoamericanos frente a la respuesta de Israel.
La semana pasada, una resolución no vinculante que pedía al ejército israelí cesar sus ataques contra Gaza por “razones humanitarias” fue respaldada por 120 países, 20 de ellos latinoamericanos y caribeños.
“Israel dramática y duramente ganó la guerra en la opinión pública en un primer momento, pero esa simpatía inicial se ha ido deteriorando por el tipo de represalia que está aplicando (…) Y es posible que pierda apoyos en algunos países del Sur”, afirma Mariano Aguirre.
Esta opinión es compartida por el catedrático de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Carlos Romero.
“En la medida en que Israel aplique una solución militar al problema de Gaza, en la misma medida algunos gobiernos del mundo, incluidos los de América Latina y del Caribe, ejercerán acciones diplomáticas y podría darse una crisis entre Israel y la región”, señala el especialista.
— El presidente Joe Biden y sus principales asesores están advirtiendo a Israel con creciente fuerza que le resultará cada vez más difícil perseguir sus objetivos militares en Gaza a medida que se intensifica la protesta mundial por la escala del sufrimiento humanitario allí.
Biden, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el secretario de Estado, Antony Blinken, que partió el jueves hacia Israel con un mensaje sobre la protección de vidas civiles, insistieron explícitamente en el caso en recientes conversaciones privadas con los israelíes, diciéndoles que la erosión del apoyo tendrá consecuencias estratégicas nefastas para las operaciones de las Fuerzas de Defrbsa de Israel contra Hamas.
Entre bastidores, los funcionarios estadounidenses también creen que hay tiempo limitado para que Israel intente lograr su objetivo declarado de eliminar Hamas en su actual operación antes de que el revuelo por el sufrimiento humanitario y las víctimas civiles –y los llamamientos a un alto el fuego– llegue a un punto de inflexión.
De hecho, dentro de la administración se reconoce que ese momento puede llegar rápidamente: algunos de los asesores cercanos al presidente creen que solo quedan semanas, no meses, hasta que rechazar la presión sobre el gobierno de Estados Unidos para que pida públicamente un alto el fuego se vuelva insostenible, según fuentes dijeron a CNN.
Tampoco hubo señales de que la ofensiva de Israel esté desacelerando. El ejército israelí dijo el jueves que está rodeando la ciudad de Gaza y “profundizando” sus operaciones allí. CNN fue testigo de los cielos del norte de Gaza iluminados por bengalas y explosiones a medida que se intensificaba el bombardeo el jueves por la noche.
Particularmente discordantes para Biden y su equipo de seguridad nacional, dijeron dos fuentes familiarizadas con el asunto, fueron los ataques aéreos israelíes de esta semana contra un campo de refugiados en el norte de Gaza , lo que resultó en escenas sombrías de destrucción generalizada y muertes. Al presidente “esto no le gustó nada”, dijo una de las fuentes.
@salvadorcosio1