Manuel Salinas Solís
Hizo bien la presidenta en tratar de tranquilizarnos, al afirmar que el triunfo de Donald Trump no debe inquietar a México. Claro, no era correcto que dijera lo contrario.
Sin las baladronadas y el histrionismo pendenciero a que quisieron acostumbrarnos en el pasado reciente y que terminaron evidenciados luego de que el propio Trump reveló la facilidad con que doblaba a su antecesor cuantas veces se le antojaba, la presidenta Sheinbaum en tono recatado y sin desconocer la complejidad que de suyo tiene la relación México-Estados Unidos, señaló los activos que a su favor acompañan o deben acompañar a nuestro país en el trato con su vecino.
A la complicada situación interna que heredó la recién estrenada titular del Poder Ejecutivo mexicano se agrega para colmo de males y hay que decirlo sin ambages, el arribo a la Casa Blanca de este boquiflojo y desmesurado personaje que refiere a México como un nido de delincuentes que mantienen en permanente jaque la virginidad y la inocencia de la nación estadounidense.
A partir de esa simplista y mentirosa tesis trumpiana, el nuevo mandatario pretende condicionar de nuevo la relación binacional a partir de una serie de obligaciones unilaterales con las que busca ponernos contra la pared.
El aumento de la criminalidad en Estados Unidos lo atribuye a México, que no se ocupa de cuidar su frontera sur y permite el paso de flujos migratorios provenientes de Centroamérica.
Basado en ello durante su anterior presidencia se dio a la tarea de levantar un muro que dejó a medias y que ahora no obstante su probada inutilidad, planea continuar hasta darle fin, por supuesto a costillas nuestras, pues su costo insiste, debemos pagarlo nosotros.
Si con la anterior administración mexicana consiguió que sin compromiso recíproco, actuáramos como policía al servicio de Estados Unidos enviando a uno y otro punto de la frontera elementos de la Guardia Nacional -solo en el sur el gobierno mexicano remitió seis mil efectivos cuyo costo de movilización y manutención jamás ha sido revelado- míster “Trum” como le decía el anterior inquilino de palacio nacional, míster “Trum”, vuelve a las andadas y nos endilga más pecados.
Habla de un creciente desempleo en su país generado por la arribazón de mano de obra barata proveniente de México y nuestros vecinos del sur.
Pretextando tal cosa y otras zarandajas parecidas, amenaza con establecer aranceles del 25% a cuanta mercancía mexicana llegue a Estados Unidos con lo cual estaría bailando un zapateado encima del traído y llevado Tratado comercial con Canadá y Estados Unidos.
El tema del tráfico de drogas y la delincuencia organizada es otro dolor de cabeza para la señora Sheinbaum pues su homólogo norteamericano pretende darle el sesgo de narcoterrorismo con lo cual se arrogaría el derecho de penetrar a nuestro territorio castigando como Dios le dé a entender a los malosos y de paso a los no tanto.
En resumen, Economía, Migración, Seguridad y Narco-Comercio serán los temas con los que el repetidor presidente pondrá a prueba a la señora presidenta. Dicen sus cercanos que ella tiene más talentos y menos complejos que su antecesor, para poder salir airosa de esta dura prueba. Ojalá, pues va de por medio México y cuando lo evoco lo refiero como nación plural y diversa a la que es imposible dividir en mexicanos buenos y malos. Divididos de esa maniquea forma, en el siglo XIX, facilitamos a los vecinos la mutilación del país y es hora todavía que no nos piden perdón.
¡¡¡Para todos salud y fibra!!!