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jueves, febrero 6, 2025
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Volantín | Los invitados de Trump

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A la toma de posesión del presidente de Estados Unidos no suelen ser invitados líderes extranjeros, pero Donald Trump, fiel a su estilo, rompió el protocolo y ha invitado a gobernantes extranjeros, en su mayoría, afines a su ideología política.

Estos son algunos de los invitados a acudir a ceremonia de asunción del presidente estadounidense.

Quizá el invitado más sorpresivo de esta lista, pero también el más poderoso, es el presidente China, XI Jinping. El país asiático es el rival estratégico de Estados Unidos y ha sido el blanco de varios ataques de Trump, quien ha prometido imponer aranceles adicionales a la importaciones chinas desde el primer día de su presidencia.

Sin embargo, Trump ha manifestado en varias ocasiones su respeto por el líder chino. Incluso, realizó una visita de Estado a Beijing durante su primera presidencia. Su sucesor en el cargo, Joe Biden, tuvo una relación tirante con Xi y no dudó en llamarlo “dictador. Xi ha rechazado la invitación.

Otro líder que ha declinado su asistencia es el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien fue sometido a una operación de próstata a finales de diciembre. Estados Unidos ha dicho que un acuerdo de paz en la Franja de Gaza es posible incluso antes de la toma de posesión.

El equipo de Trump también ha invitado a varios líderes europeos a la ceremonia de investidura, como a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, quien visitó al presidente electo en Mar-a-Lago el 5 de enero.

“Me encantaría estar allí”, dijo Meloni en una conferencia de prensa en Roma el jueves cuando se le preguntó sobre sus planes para el evento del 20 de enero. “Estoy evaluando la compatibilidad con la agenda. Si puedo, con mucho gusto participaré”.

Otro invitado es el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, uno de los principales aliado de Trump en Europa.

El líder de Vox, Santiago Abascal, anunció este lunes que acudirá a la toma de posesión de Trump. Abascal ha sido invitado en su condición de presidente del partido europeo Patriotas, uno de los bloques de extrema derecha dentro del Parlamento Europeo.

La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, no ha sido invitada, en cambio, Éric Zemmour, líder del partido de extrema derecha Reconquista, y la eurodiputada Sarah Knafo, del mismo partido, han sido invitados, aunque no han confirmado su asistencia.

Nigel Farage, el líder del partido británico Reform UK, de derecha populista, también ha sido invitado, a pesar de sus roces en los últimos Díaz con el multimillonario Elon Musk, uno de los hombres más cercanos al presidente electo de Estados Unidos.

Varios líderes de America Latina también han sido invitados a la ceremonia. El presidente de Argentina, Javier Milei, uno de los primeros mandatarios en visitar a Trump después de su victoria, está en lista de invitados.

“Es la primera vez en la historia que un presidente electo estadounidense invita a su par argentino a su ceremonia de asunción”, dijo el vocero de la presidencia argentina, Manuel Adorni, el 17 de diciembre.

La embajadora de El Salvador en Estados Unidos, Milena Mayorga, ha dicho que el presidente de su país, Nayib Bukele, ha recibido una invitación para asistir a la ceremonia y aún evaluando si asistirá.

Daniel Noboa, el presidente de Ecuador, confirmó el domingo que asistirá a la toma de posesión de Trump, a pesar de que el domingo 19 de enero debería presentarse en un debate presidencial, de casa a las elecciones del febrero, en las que busca la reelección,

Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, también es otro de los invitados, aunque para asistir tendrá que obtener un permiso del Tribunal Supremo de Justicia, ya que tiene prohibida la salida del país en medio de una investigación por su presunta participación en un intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva en 2023.

El presidente electo Donald Trump, quien rendirá protesta el próximo 20 de enero, será el primer mandatario con una sentencia penal, luego de haber sido sentenciado formalmente el viernes en Nueva York en el caso de pagos a una actriz porno para mantener su silencio, pero el juez se negó a imponer una pena. El resultado consolida la condena de Trump y al mismo tiempo lo libera para regresar a la Casa Blanca sin la amenaza de una sentencia de prisión o una sanción económica.

La sentencia a Trump de libertad incondicional marca un final tranquilo de un caso extraordinario que por primera vez llevó a un expresidente y un importante candidato presidencial ante una corte en calidad de acusado. El caso fue el único de cuatro acusaciones penales que llegó a juicio y posiblemente el único que lo hará.

El juez de Manhattan Juan M. Merchán podría haber condenado al republicano de 78 años a hasta cuatro años de prisión. En cambio, eligió una sentencia que eludió espinosas cuestiones constitucionales al poner fin efectivamente al caso, pero aseguró que Trump se convertirá en la primera persona condenada por un delito grave en asumir la presidencia.

A diferencia de su juicio del año pasado, cuando Trump llevó a sus aliados al tribunal y se dirigió a los periodistas que esperaban fuera de la corte, el expresidente no apareció en persona el viernes, sino que hizo una breve aparición virtual desde su casa en Palm Beach, Florida.

Trump, vestido con un traje oscuro y sentado junto a uno de sus abogados con una bandera estadounidense de fondo, apareció en una pantalla de video al insistir, una vez más, en que no cometió ningún delito.

“Ha sido una cacería de brujas política. Se hizo para dañar mi reputación para que perdiera las elecciones y, obviamente, eso no funcionó”, dijo Trump.

Trump calificó el caso como “una armamentización del gobierno” y “una vergüenza para Nueva York”.

El fallo corona un caso trascendental en que el ex y futuro presidente fue acusado de 34 delitos graves, juzgado durante casi dos meses y condenado por todos los cargos. Sin embargo, el desvío legal —y los detalles sórdidos ventilados en la corte sobre un complot para ocultar las acusaciones de infidelidad— no lo perjudicó ante los votantes, quienes lo eligieron para un segundo mandato.

Merchán dijo que, como al enfrentar a cualquier otro acusado, debe considerar todos los factores agravantes antes de imponer una sentencia, pero la protección legal que Trump tendrá como presidente “es un factor que anula todos los demás”.

“A pesar de la extraordinaria amplitud de esas protecciones, un poder que no proporcionan es el poder de borrar un veredicto del jurado”, subrayó Merchán.

Cuando el juez señalaba que los votantes habían devuelto a Trump al poder, el futuro presidente se recostó en su silla.

Trump habló durante unos seis minutos al dirigirse al tribunal por video. Dijo que su juicio penal y condena han “sido una experiencia muy terrible” e insistió en que no cometió ningún delito.

Antes de la audiencia del viernes, Merchán había indicado que planeaba la sentencia sin pena, lo que significaba que no se impondrían penas de prisión, libertad condicional ni multas.

Los fiscales afirmaron el viernes que apoyaban una sentencia sin pena, pero criticaron los ataques de Trump al sistema legal durante y después del caso.

“El que una vez fue y será nuevamente presidente de los Estados Unidos ha participado en una campaña coordinada para socavar su legitimidad”, sostuvo el fiscal Joshua Steinglass.

En lugar de mostrar arrepentimiento, Trump ha “engendrado desdén” por el veredicto del jurado y el sistema de justicia penal, añadió Steinglass, y sus llamados a la represalia contra los involucrados en el caso, incluiyendo el exhorto a que se inhabilite al juez, “han causado un daño duradero a la percepción pública del sistema de justicia penal y han puesto en peligro a los funcionarios de la corte”.

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