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¿Cómo se hace política sin partidos políticos?

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Eran los años sesenta. Desde entonces él ya sospechaba que los partidos políticos en México no existían. No levantó ejércitos, pero estuvo a punto de levantar risas. Fue candidato a la Presidencia de la República en 1982 por el Partido Socialdemócrata y obtuvo menos de 49 mil votos (en esa ocasión, se registraron más de un millón de votos nulos). Me refiero a Manuel Moreno Sánchez, de formación priista pero con actitud crítica y autocrítica.

En esa misma elección presidencial, Miguel de la Madrid fue postulado a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional, por los “pepinitos” del Partido Popular Socialista y por los también paleros del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. Cabe mencionar que en esa mismas ocasión, el Partido Socialista Unificado de México, postuló como su candidato a Arnoldo Martínez Verdugo (quien en 1985 es secuestrado por fuerzas del PDLP); y por su parte el Partido Revolucionario de los Trabajadores postuló en esa misma ocasión a Rosario Ibarra de Piedra.

Egresado de la UNAM, Manuel Moreno Sánchez fue Senador de la República de 1958 a 1964 (por Aguascalientes), presidiendo la Gran Comisión y siendo Senadores por Nayarit Alberto Medina Muñoz y Enrique Ledón Alcaraz. Se involucró en el movimiento que desembocó en la autonomía de la Universidad Nacional. Como muchos otros que militaron en las filas vasconcelistas, obtuvo numerosos cargos de alto nivel. Creo, no obstante, que su mejor contribución es la crítica política que ejerce con claridad y mostrando la experiencia que logró durante décadas.

Llegó a la conclusión, según lo consigna Héctor Aguilar Camín, de que “Donde ustedes ven causas políticas y lucha de clases, yo solo veo lucha de intereses y pleito de personas”. Sin partidos políticos, desde entonces no podía haber lucha de clases, sino una clase de lucha escenificada por los hunos contra los hotros (dicho sea parafraseando a don Miguel de Unamuno). Esa es la razón por la que nuestra historia ha sido escrita “a dos tintas”, sin matices y menos con todos los colores del mundo real.

De él reproduzco una serie de reflexiones que vale la pena retomar y comparar con lo que acontece en la esfera política de nuestros días. Estas consideraciones son parte de la obra de Manuel Moreno Sánchez, “Crisis política de México”, publicada por la Editorial Extemporáneos en 1979 (4ª edición), aunque presentada por primera ocasión en 1970.

* Ciertamente no es infundada la afirmación de que la carencia de partidos políticos que merezcan ese nombre por su organización, permanencias, continuidad, claridad en sus tendencias programáticas y apoyo auténticamente popular, se prolonga hasta ahora mismo.

* Nuestros presidentes parecen siempre poderosos, como si todos fueran líderes nacionales auténticos. Aunque no lo sean, su poder es real y tangible. Cuando lo dejan y salen del sistema que se ha creado, vuelven a ser los más indefensos y corrientes ciudadanos, cuya debilidad política forma un notable contraste con el poderío y la influencia que tuvieron.

* También en lo que se refiere a la vida democrática interior del instituto, puede estimarse la manera en que progresivamente ha decaído la intervención de sus miembros en los diversos sistemas de elección interna que se han establecido.

* El voto electoral ha perdido eficacia. Los ciudadanos sienten que con su voto nada pueden lograr fuera de ratificar las resoluciones previamente elaboradas por el instituto político y por el pequeño grupo, cada vez más pequeño, que lo dirige y gobierna, bajo un jefe supremo.

* El político difuso, confuso, callado, disciplinado, “agachado”, como dice la expresión popular, es el que lleva la delantera para aspirar a otras situaciones, pues ha probado su capacidad de obediencia y acatamiento.

* El instituto PNR-PRM-PRI debe estudiarse en su forma real, en su acontecer, no a la luz de sus estatutos que no rigen sino acaso para dar legitimidad a lo resuelto de antemano. En esto, como en otros aspectos de la vida mexicana, se aprecia una disparidad manifiesta entre la ley y la realidad, entre la norma y la conducta, entre la letra y los hechos.

* La propaganda contiene a veces vagas como estas: “los camioneros con el PRI”, “los obreros con el PRI”, “los ganaderos con el PRI”. Frases de tono totalitario que hacen suponer que dentro de esos gremios no existe nadie con otra simpatía política.

* La propaganda del instituto político ha seguido naturalmente las alternativas de su evolución ideológica. Ahora revela su decadencia programática. Por doquier se han pintado en paredes lemas ininteligibles, o en todo caso ineficientes como propaganda política, como estos: “Estabilidad en acción”, “La Constitución es la Revolución”, “Multiplicaremos el esfuerzo” y otras más que sería ocioso coleccionar.

* Bajo la máscara de democracia pluripartidista, el país está gobernado por una oligarquía ventajosa, aprovechada, dispendiosa y que ofrece muchos aspectos de corrupción.

* El crecimiento económico no se ha detenido, pero al hacerse la revisión de la manera como este se desarrolló durante casi cuarenta años, y de sus efectos, los especialistas han comenzado a preocuparse por el futuro del mismo, por más que no sitúen el peligro en los años inmediatos.

* Las clases medias tienden a disminuir su participación en el ingreso y las bajas apenas alcanzan lo necesario para su sostenimiento biológico. De ahí que la concentración del ingreso en una minoría, tanto como su escasa participación en la tributación fisca, sea un problema que debe revisarse a corto plazo. Esas circunstancias producen diversas consecuencias, aparte de su injusticia.

* La sujeción política que el instituto PNR-PRM-PRI realiza en los grupos sociales y los individuos que absorbe, es contraria a la necesidad de un debate abierto, el cuál es necesario para lograr una definición democrática de los nuevos rumbos que deben seguirse.

* La libertad de crítica no supone únicamente la posibilidad de hacerla, requiere del respeto para quienes la hagan. Si a quienes la exponen se les somete a maniobras que afecten su vida personal, su ocupación habitual o su patrimonio, es claro que no existe la libertad para criticar.

* Ser crítico no es ser enemigo personal de alguien, sino sostener una preocupación por el futuro del país y manifestar los juicios que la situación le indique.

* …es cierto también que pocas veces en su historia, el PRI ha necesitado tanto de la reflexión y de la imaginación creadora para sortear su porvenir.

Podríamos continuar retomando diversas reflexiones y elementos de análisis de Moreno Sánchez, quien fallece en 1993. No obstante, cada una de las palabras escritas por el político mexicano, nos parecen enviar al futuro y no a ese pasado que parecía desaparecido. Y en parte es verdad que el pasado ha desaparecido, pero en ese otro México que observamos en el plano nacional; en ese otro México de las regiones, alegremente se transita del pasado al precámbrico, de este a la post modernidad y a la inversa ad  vitam aeternam. Políticamente la modernidad en el plano nacional, el feudalismo en el plano de las regiones.

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