Hoy, Día de la Lengua de Señas en México, 2.3 millones de personas tienen algún tipo de discapacidad auditiva y casi 300 mil personas son consideradas sordas. En Nayarit, alrededor de 66 mil personas tiene una limitante auditiva, lo que significa el 14 por ciento de la población, refieren las cifras del Instituto Nacional de Rehabilitación.
Estos datos indican que este alto porcentaje de las personas con dificultad para escuchar sin un aparato o que definitivamente están diagnosticadas don hipoacusia o sordera son mayores de sesenta años o pertenecen al grupo entre los treinta y cincuenta y nueve años, sin descartar el grupo de la niñez y la juventud que está creciendo y requiere apoyo desde temprana edad a través del aprendizaje de la Lengua de Señas Mexicanas (LSM) que ya forma parte del patrimonio lingüístico en nuestro país, y se conmemora desde el 10 de junio del 2005, fecha en la que se le reconoce oficialmente como lengua nacional.
“No son sordo-mudos ni sorditos, esos son términos erróneos. Son sordos y sordas y son personas que tienen el derecho de tener su propia estructura lingüística para comunicarse y expresar sus ideas. Ojalá que este día, sirva para hacer un llamado a la conciencia colectiva, a las autoridades, a quienes hacen políticas educativas, de salud y laborales para favorecer la enseñanza y aprendizaje de esta lengua”, opina Mayra Piedad Hernández, docente que decidió estudiar LSM. “Aprender la Lengua de Señas Mexicanas, es apostarle a la inclusión”, aseguró.
Omar Cordero, Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Inclusión y Personas con Discapacidad, declaró que hay mucho por hacer en este tema y dijo que la encuesta realizada a nivel estatal, registró particularmente en la zona norte, el desconocimiento de esta lengua y encontrándose que en la capital nayarita y en Bahía de Banderas, es donde se observa el uso de la lengua de señas mexicanas, pero es insuficiente cuando se requiere una traducción en juzgados, hospitales, escuelas y espacios públicos.
Esta es una fecha que nos invita a voltear hacia este sector que necesita apoyo al interior y fuera de su hogar y ser incluidos, pues la población sorda ni se escucha ni se visibiliza, coincidieron jóvenes estudiantes que de manera privada acuden a lecciones para aprender signos gestuales articulados con las manos y acompañados de expresiones faciales para apoyar así a familiares, amistades o estudiantes con discapacidad auditiva para garantizarles la plena realización de sus derechos humanos.