Por Julio Casillas Barajas
Como todos sabemos, durante su participación en la X Cumbre de Líderes de América del Norte (que se celebra en México) Joe Biden, Andrés Manuel López Obrador y Justin Trudeau —primer ministro de Canadá— abordarán temas relevantes para los tres gobiernos, como lo son la migración ilegal, el narcotráfico, el comercio y la crisis climática. Un evento de altura que supone las más estrictas medidas de seguridad para los tres, sus familias y colaboradores. Un momento interesante para los medios nacionales e internacionales, fue que a bordo de la limusina presidencial (perteneciente al mandatario de USA), nuestro Presidente acompañó a Biden desde el AIFA hasta el hotel en Polanco en donde Joe se hospeda junto con Jill Biden, su esposa. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó a México la noche del 8 de enero a bordo del Air Force One. Sin embargo, ese no es el único vehículo oficial que lo acompañará durante su estadía en tierras aztecas.
VEHÍCULO CON LA SEGURIDAD MÁS ELEVADA
Como ya explicamos, desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), Biden se trasladó a su hotel en la colonia Polanco a bordo de la lujosa limusina presidencial: un Cadillac One que, debido a sus características, ha sido apodado como “La Bestia” (The Beast, en inglés). Para estar enterados, este automóvil es considerado como “una fortaleza en movimiento”, y fue fabricado por la empresa General Motors especialmente para brindar la mayor seguridad posible al presidente de EU. El primer Ejecutivo en gozar de la protección del Cadillac One fue Barack Obama, en 2009. La versión utilizada actualmente por Joe Biden fue fabricada durante el gobierno de Donald Trump y estrenada en 2018.
ES UNA AUTÉNTICA BESTIA
La tan mentada limusina presidencial en la que Joe Biden llegó a su hotel en Polanco fue el resultado de una inversión de 15,8 millones de dólares; pesa entre siete y nueve toneladas y tiene un blindaje —tanto en puertas como en vidrios— de hasta 12 centímetros, por lo que puede resistir ataques de calibre .44 Magnum. A pesar de su gran peso y longitud (5,5 metros, aproximadamente), cuenta con una suspensión ágil y una gran maniobrabilidad, por lo que resulta útil para huir ante cualquier posible amenaza. Eso no es nada. Las herramientas con las que cuenta este vehículo remiten a las clásicas películas de James Bond, pues hay informes que detallan que al interior de “La Bestia” hay al menos una escopeta de acción de bombeo, equipo de visión nocturna y granadas de gas lacrimógeno. El chasis de “La Bestia” consiste en una placa de acero resistente a explosivos. La carrocería, por su parte, tiene un grosor de 12 cm. y combina acero, aluminio y titanio antiproyectiles. Sumado a ello, los neumáticos tienen un recubrimiento de materiales usados en cascos y chalecos militares, por lo que pueden continuar en movimiento incluso si llegaran a desinflarse.
CUIDAR LA VIDA DEL PRESIDENTE
No se escatiman gastos en Estados Unidos de América para cuidar la vida de su Presidente. Las medidas de seguridad llegan también al motor del vehículo, pues utiliza diésel debido a que es un combustible menos volátil y peligroso que la gasolina convencional. En adición, se presume que el depósito de hidrocarburo está sellado con espuma para evitar cualquier eventual explosión en caso de recibir un impacto directo.
Al interior, el Cadillac One cuenta con un sistema de ventilación propio y está totalmente sellado, por lo que sus pasajeros pueden estar a salvo incluso durante un ataque biológico, ya que el aire exterior no puede filtrarse por ningún espacio. El piso de “La Bestia”, además, es capaz de resistir explosiones generadas por minas, granadas o artefactos explosivos improvisados. Y se agrega: en el hipotético caso de que alguno de los mecanismos de defensa fallara y el Presidente resultara herido, dentro de la limusina hay una reserva de sangre y un maletín con los datos necesarios para ordenar una “contundente respuesta” ante un ataque. Por añadidura, “La Bestia” tiene un sistema de conexión satelital que permite un contacto permanente con el Pentágono y con la sede del Departamento de Defensa, además de con la vicepresidenta actual, Kamala Harris.