Por Julio Casillas Barajas
No es para alarmar a nadie sino para ocuparnos todos, la escasez de agua en México llega a niveles preocupantes. Según los especialistas, los niveles de agua llegaron a su mínimo histórico y para 2030, de no hacerse nada, se generará una crisis. De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad, los sistemas de agua potable del país necesitan mejoras en infraestructura y regulación para evitar este posible destino.
En efecto, el agua potable en México podría “tocar mínimos históricos” en México de no hacer planificación desde ahora. Es tan alarmante el tema que México podría llegar al final de la década con la menor disponibilidad de agua por habitante desde que existen registros, por lo que el país deberá actualizar los marcos legales y regulatorios para el manejo de este elemento, así como como modernizar la infraestructura hidráulica, recomendó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
EL AGUA ES VIDA
Conforme a datos del Banco Mundial, la disponibilidad de agua en México ha disminuido drásticamente a lo largo de las últimas décadas. En 1960 la disponibilidad promedio anual per cápita era de 10 mil metros cúbicos, y para 2012 alcanzó los 4 mil metros cúbicos. Es probable que para 2030, esta cifra se ubique por debajo de los 3 mil metros cúbicos por habitante y se desborden los problemas en el campo y en los hogares. Como sabemos, el sector agropecuario es el principal consumidor de agua del país: en 2020, en este sector se aplicó 76 por ciento del total de agua concesionada para riego de cultivos y ganadería.
YA SE SUFRE EN LOS DOMICILIOS
En los hogares de las ciudades se padece escasez. Eso es porque un 15 por ciento del agua disponible se destina al abastecimiento público, que es aquel que llega a domicilios, industrias y otros usuarios que estén conectados a la red concesionada. El resto se divide entre la industria autoabastecida y las centrales termoeléctricas.
Los expertos opinan que hay cuatro grandes áreas de oportunidad para afrontar el reto de la disponibilidad del agua. Primero, está el agua que proviene de cuerpos de agua superficiales (ríos, arroyos, lagos, embalses, lagunas, humedales, océanos y mares). En México, el 60 por ciento del agua potable proviene de estas fuentes. Pero ahí tenemos el tema de la contaminación por las aguas residuales. Como segundo punto, se encuentran las aguas subterráneas, cuyo principal problema es que se encuentran en riesgo de sobreexplotación. En el tercer punto, las ‘lluvias’, considerando que la precipitación promedio anual a nivel nacional ha aumentado a través del tiempo, potencialmente debido al cambio climático. Sin embargo, este fenómeno no se ha presentado en todas las entidades federativas con la misma intensidad.
Por último, tomemos en cuenta las sequías, que tan solo en 2021 se registraron 8 mil 491, de las cuales 71 por ciento fueron severas (riesgo de pérdidas de cultivos), 26 por ciento fueron extremas (pérdidas de cultivos e incendios forestales) y 3 por ciento fueron sequías excepcionales (escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos).
Hay que ponernos manos a la obra. Es urgente monitorear el uso del agua, desarrollar proyectos climáticos en el sector ganadero y agricultor, evaluar y actualizar la delimitación de los acuíferos en que se encuentra dividido el país, donde sobresalgan criterios geofísicos en vez de geopolíticos, entre otros.
CAMPAÑAS PREVENTIVAS
Los gobiernos de los tres niveles deben implementar campañas permanentes de prevención y orientación para ahorrar agua, no solamente quejarse o lamentarse. Hacerlo públicamente, en la calle, en las escuelas, en las comunidades, en las ciudades. Es necesario el trabajo conjunto y aplicarse en el desarrollo de estrategias preventivas, compra de equipos nuevos más modernos, establecer operaciones más modernas que lleven a una distribución justa y controlada y que la ciudadanía colabore en algo que es importante para todas y todos.
HAGAMOS CONCIENCIA.