Preparado desde mucho tiempo atrás ―a través de una extensa e intensa campaña mediática― y convertido en un mensaje cotidiano ―ya no en camino al poder, sino desde el poder más alto, centralizado e individualizado― no tiene nada de extraño el que en esta coyuntura del regreso a clases o del inicio del Ciclo Escolar 2023-2024 las élites “oficialistas” y “opositoras” [“transformadoras” y “conservadoras” de acuerdo con la nomenclatura oficial] se encuentren en medio de un huracán que se podría denominar “LTG” [Libros de Texto Gratuitos] y que ha puesto de manifiesto, en un nuevo contexto ―el educativo― la polarización “de las conciencias hegemónicas” en nuestra patria, llevando a esas expresiones extremas excluyentes que de manera implícita contienen el adverbio “solo”, como el que los Libros de Texto Gratuitos recientemente publicados, ahora en proceso de distribución y cercanos a su instrumentación están diseñados para llevar al país al comunismo, o bien, como el que la oposición a estos libros obedece a intereses económicos de parte del bloque conservador.
“Mucha tinta” ha corrido en relación con este huracán ―mucha de ella combinada con una buena dosis de bilis y otra buena parte, sin la difícil serenidad y razonabilidad que requiere el caso―.
Como en ocasiones anteriores en que mis comentarios se relacionan con temas polémicos, debo decir que los emito con una buena dosis de temor y temblor y reconociendo, en este caso concreto que mi postura en el debate tiene el mismo carácter más discorde que concorde que tiene mi postura general ante la presente administración.
Por el medio en que me desenvuelvo cotidianamente, los primeros contactos con el huracán tuvieron que ver con “los crasos errores” contenidos en los libros de texto para la Nueva Escuela Mexicana relacionados con la fecha del nacimiento de Benito Juárez, con el orden de los planetas en el Sistema Solar Planetario; con la introducción de la ideología de género; con la apología de quienes secuestraron y dieron muerte a uno de los empresarios regiomontanos más famosos; con la afirmación apodíctica en relación con el fraude electoral de 2006; con la desaparición de las “materias” o “asignaturas” específicas, particularmente de las matemáticas, ciencias fundamentales para el conocimiento científico moderno…
En un segundo momento, comenzaron a llegar a mí una serie de mensajes y artículos de opinión que, por un lado, veían con buenos ojos no solo los libros, sino las matrices epistémicas que los sustentan y, frente a ellos, la campaña belicosa en contra de los libros con la acusación directa de tener como objetivo la instauración del comunismo en nuestro país…
En otro orden de cosas ―como era de esperarse― llegaron al escenario huracanado los asuntos legales: controversias y amparos tendientes a evitar su distribución y, por consiguiente, su implementación al inicio del ciclo escolar y la decisión de algunos estados de posponer su eventual distribución hasta que hubiera una decisión judicial definitiva, con lo que, de nueva cuenta, el poder judicial tiene en sus manos, la última palabra, con los riesgos de ser acusada de estar al servicio del bloque conservador aunque su actuación se diera dentro de los límites del principio de legalidad.
Asimismo, se revitalizaron las críticas al proceso de diseño de los libros: por el carácter casi clandestino en que se realizó; por las personas que lo encabezaron; por las fuentes documentales privilegiadas y, por reservar la información correspondiente por cinco años…
Entre toda esa “tinta que ha corrido”, destaco dos publicaciones: una que está en consonancia con los libros y con la mayor parte de su sustento teórico y otra que expresa disonancias que considero dignas de tener en cuenta.
La publicación “consonante” ―salida de “la pluma” de la Dra. Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara― se titula “¿Comunismo en los Libros de Texto Gratuito?” y está contenida en El Meridiano de Nayarit del 11 de agosto; la publicación “disonante” ―salida de “la pluma” del Dr. Eduardo Andrade Martínez― se titula “El problema con los campos formativos en la nueva escuela mexicana y enlos-libros de texto gratuitos” y se publicó en el portal de la revista Nexos el mismo 11 de agosto.
La “consonancia” del texto de la doctora Pacheco con los libros y sus bases epistémicas lo encuentro fundamentalmente en algunos párrafos: aquel en el que afirma que lo que la nueva familia de libros propugna “es una nueva forma de comprender el mundo y la sociedad” y que “a partir de una crítica de la visión positivista de la ciencia [da] lugar a la integración de esos conocimientos en temas y problemáticas que integran los contenidos disciplinarios”; aquel en el que valora positivamente el que los libros “incorporen tecnología digital para ampliar los contenidos educativos”; aquel en el que muestra su acuerdo con la propuesta pedagógica contenida en esta familia de libros que busca “aprender a partir de problemas reales, de tal manera que, con los contenidos educativos, los educandos puedan reflexionar sobre su realidad y, participar del cambio”; ese mismo, en el que aplaude que “se incorporan temáticas que antes estaban ocultadas en los libros de texto: los movimientos sociales y feministas, como formas de lograr derechos; el fraude en las urnas, la corrupción, entre otros”.
La dimensión crítica del artículo está presente de manera fundamental en la respuesta negativa a la pregunta que se plantea en el título del artículo y se hace presente en el cuerpo del texto en la crítica al hecho de que la presentación se dirija ―en lenguaje excluyente― a un “estimado lector” y la desaparición de poemas como “Amor filial” de Amado Nervo.
El texto del doctor Andere, por su parte, muestra su “disonancia”, básicamente, en dos puntos: los campos formativos y la pedagogía crítica.
La crítica en el tema de los campos formativos se orienta a lo que considera una definición inadecuada del concepto y a las consecuencias que de ella derivan: el modelo de campos formativos ―sostiene Andere― “no deben, ni tienen que desplazar a las materias en las aulas”.
Y afirma contundente: “la forma en la que la SEP interpretó la propuesta teórica de campo formativo ha minimizado la importancia didáctica de las materias o disciplinas en el aula para sustituir la enseñanza secuencial, gradual, lógica y acumulativa de las disciplinas […], con dos libros integradores y tres libros de proyectos que logran el resultado opuesto a lo que quieren transmitir. Esto es, una serie de enseñanzas deshilvanadas y minimizadas de las disciplinas a través de proyectos que, pudiendo ser excelente método de enseñanza, pierde fuerza al carecer del conocimiento sólido de las materias”.
En cuanto a la pedagogía crítica ―que tiene como fuentes principales las propuestas de Paulo Freire y de Boaventura dos Santos― expresa lo siguiente: “cuando los redactores de los LTG en México aterrizan estas propuestas […] en lugar de promover la habilidad de pensamiento crítico como una competencia transversal, se ordena un pensamiento crítico de emancipación; en lugar de proponer un modelo educativo que enriquezca las habilidades y conocimientos de los niños para que cuando tengan la mayoría de edad puedan ser empleables, se rechaza la idea de desarrollo de capital humano porque se considera que es un estrategia del mundo capitalista”.
“¿Ni tanto que queme al santo [disonancia], ni tanto que no lo alumbre [consonancia]?” Quizás…