Por Ernesto Acero C.
Hace unos cuantos días, el Gobernador de Nayarit Miguel Ángel Navarro Quintero, se refirió a los notables avances que se han registrado en materia de salud. El sistema había sido desmantelado para privatizarse. Por eso es necesaria la defensa del sistema de salud. Defensa necesaria ante el asedio de un discurso irresponsable en la escena electoral. Esos grandes avances no solamente se describen y se descubren con cifras, sino con una sensible mejoría en la percepción de la gente.
La salud de toda la población no debe ser negocio, o al menos, no debería serlo. El cuidado de la salud, tampoco puede ser abandonado a su suerte, a las fuerzas del mercado. Esa es la razón del cierre de filas mostrado por los gobernadores y por el Presidente de México.
La razón de ese cambio radical fue descrita por el mismo mandatario estatal hace apenas unos cuantos días, al reconocer al Presidente Andrés Manuel López Obrador que “Usted ha venido a cambiar paradigmas en materia de salud. Una nueva mística en materia de salud que lo ha llevado a implementar un nuevo modelo de atención. Ese modelo de atención no es producto de una improvisación, ya que fue conceptualizado, fue puesto en marcha una vez estudiado, diagnosticado. Se implementó y ahorita estamos en etapa de la maduración para pasar a la etapa de la consolidación”. El balance del gobernante nayarita es puntual y fiel a la realidad.
En México y en Nayarit en particular, los avances en materia de salud en el país son enormes. ¿Cómo estaba el sistema de salud antes de 2018, antes de 2021? La respuesta es sencilla. El sistema de salud estaba desmantelado, estaba privatizado, estaba hecho todo un desastre. Desde ahí se debe evaluar y no desde lo que sería una utopía. Un juicio que parta desde una revisión retrospectiva, nos lleva a concluir que, en efecto, el sistema de salud ha mejorado radicalmente.
En la citada reunión, el titular del Poder Ejecutivo de Nayarit sostuvo que “aquí en el país teníamos un sistema de salud totalmente roto, totalmente desarticulado, el cual era excluyente para aquellos que no contaban con los beneficios de la seguridad social. Se les llamaba lamentablemente ‘nadahabientes’, porque así era el derecho que se pregonaba, pero llevado al hecho práctico. Y, por otro lado, una derechohabiencia a los sistemas de salud del sector formal de la economía que no era de la cobertura, ni de la magnitud que se necesitaba”. Ese es el drama cotidiano del que se logró escapar y que reclama esfuerzo y continuidad.
El Gobernador de Nayarit conoce a la perfección el sistema de salud y sabe de avances y reconoce los desafíos. El mandatario estatal habla del tema con perfecto conocimiento. Su vida ha sido marcada por su trabajo en el campo de la medicina. A eso se debe agregar que siempre se le reconoció su compromiso social con el ejercicio de la profesión. No ejerció su oficio movido por el interés del dinero, nunca fue un médico “centavero”, de esos que estudian pensando en enriquecerse al máximo posible a costa del sufrimiento de los demás.
El doctor Navarro sostuvo en la reunión referida qué al asumir las riendas de la administración estatal, se encontró con un sistema público de salud “invadido”. Puso como ejemplo, solamente como ejemplo, a las “farmacias particulares donde se cobraban medicamentos muy altos y en ocasiones se cobraban recetas que jamás se surtían, donde había, señor presidente, laboratorios donde no se tomaban los exámenes de laboratorio a los pacientes, pero sí se cobraban las facturas”. Esa es la razón de los cambios y de los enormes desafíos que aún falta por vencer.
El mensaje que compartió el mandatario estatal, para tratar el tema de la salud en México y en particular de Nayarit, fue descriptivo de los vicios que han debido superarse. También se refirió a las deficiencias que hacían del sistema de salud, una oportunidad para la catástrofe de las finanzas familiares o peor, de la salud de las personas. Las cifras que citó fueron verdaderamente reveladoras: “… en la implementación que se ha hecho por parte de su gobierno, Nayarit hubiera operado a cinco mil pacientes en los dos años y un poco más que llevamos de vigencia en el actual modelo. Sin embargo, con la implementación hemos operado 35 mil pacientes, 35 mil pacientes. Una situación extraordinaria porque usted también pasó de formar 10 mil médicos residentes a formar 20 mil médicos residentes”. Los datos son muestra del cambio. Reflejan el proceso privatizador que se deja atrás, refleja la corrupción y el abandono del sistema de salud que hoy ya es pasado simple.
Proponen regresar al Seguro Popular, un modelo marcado por el fracaso y la corrupción. También proponen regresar al sistema privatizado que sirvió solamente para que unos cuantos amasaran fortunas inmensas. Esa es una bandera que nadie puede apoyar en su sano juicio.
El Seguro Popular resultó que era un sistema en el que se le cobraba al paciente una “cuota de recuperación”. Sin dinero no había servicio médico. El Seguro Popular fue un pozo sin fondo que no sirvió a las clases populares. El Seguro Popular ni fue seguro, ni fue popular.
La privatización tampoco funcionó. Los servicios en hospitales privados no son una novedad, pero tampoco llegaron a los sectores populares. Más bien, el dinero público es el que logró llegar a los hospitales privados y las finanzas públicas enfermaron con la sangría que eso representó.
Nuevos paradigmas y nueva mística de servicio, eso es lo que ha llegado al escenario que se transforma constantemente y que requiere continuidad.
Esos conceptos expresados por el doctor Navarro Quintero, son cruciales para entender la realidad del sistema de salud. Esas palabras son de enorme valor, significación y trascendencia. Así, dado que vienen de quien hoy carga con la responsabilidad de la conducción del Poder Ejecutivo.
