Esta vez, las “palabras” que quedarán plasmadas en esta colaboración provendrán de lo que he venido denominando “un asomo” en distintos escenarios y que tiene el significado de una mirada atenta y breve a la vez y, en este caso específico de un asomo al Anteproyecto de Nació 2024-2030 tal como aparece en el texto “100 pasos para la transformación”, publicado en la página electrónica de la ahora Presidenta Virtualmente Electa Claudia Sheinbaum Pardo, particularmente de la sección dedicada a la raíz y el proyecto de la “4T” escrito bajo la responsabilidad de uno de los principales intelectuales orgánicos del movimiento: Lorenzo Meyer.
Como era de esperarse en un proyecto constructor, el primer elemento clave es el cimiento del proyecto el cual “ha sido elaborado básicamente como una interpretación de la construcción histórica del Estado nacional mexicano vista ‘desde abajo’, desde sus bases sociales”.
En ese contexto, aparecen las tres transformaciones clave del México independizado del Imperio Español que estuvieron simbolizadas en el logo de la Presidencia de la República 2018-2024 en el que aparecen Miguel Hidalgo y José María Morelos como prototipo de la Primera Transformación; Benito Juárez, como prototipo de la Segunda Transformación; Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, como prototipos de la Tercera Transformación.
Desde la autoconciencia de la 4T expresada en el texto de Lorenzo Meyer, la independencia formal de España y la fundación del Estado mexicano [1T] “resultó ser el punto de partida para otro proceso igualmente complicado y violento […] encaminado a convertir a la ya declarada inexistente Nueva España en una auténtica nueva nación”.
La 2T, por su parte, “implicó superar dos guerras internas y tres invasiones extranjeras”, “la devastación de una sociedad dividida por su estructura de clases, enconos muy profundos y […] tiempo perdido para […] la construcción de una nación”, “significó la consolidación de un Estado laico formalmente democrático y republicano […] que clausuró el proyecto de arraigar un gobierno monárquico” y que, sin embargo, condujo a “una estructura política oligárquica con el poder concentrado en un solo hombre: Porfirio Díaz, con un proyecto de modernización económica relativamente exitoso […] pero que resultó excluyente [de] los intereses y la participación de las mayorías.
La 3T consistió básicamente “en una revolución social que culminó en la consolidación de un régimen que, si bien incorporó a masas populares, no lo hizo bajo formas democráticas sino corporativas y con reglas efectivas para la transferencia del poder entre los miembros y grupos de la nueva élite política. De esta manera se perpetuó la ya arraigada contradicción entre una estructura formalmente democrática y una realidad autoritaria que, además, propició la formación de una nueva oligarquía empeñada en continuar la transformación económica esta vez enmarcada en una estructura política corporativa, de partido único, sin división real de poderes y centrado en una presidencia sin reelección pero sin contrapesos”.
El meollo de la interpretación de Meyer ―que se puede considerar como el cimiento del Proyecto de Nación 2024-2030― no consiste en la mención de esos tres movimientos que han estado presentes en la visión de la historia de México desde tiempo atrás, sino en considerar que esas tres transformaciones tienen en común: el haber sido detonadas por estallidos de violencia generalizada y prolongada; por “arreglos políticos excluyentes de los intereses y voluntades populares que llevaron a una concentración insultante de los privilegios y la riqueza y a una corrupción material y moral de la esfera pública” y por su incapacidad para resolver las contradicciones que las originaron, especialmente las de carácter social.
Obviamente, esta interpretación de la construcción histórica del Estado nacional mexicano “desde abajo” conduce a la importancia y urgencia de una 4T que resuelva las contradicciones sociales no resueltas y que tenga como principio rector “por el bien de todos, primero los pobres”.
En la mayor parte del documento ―en el que se puede detectar la presencia de “muchas manos” y mayores y menores amplitudes y profundidades― se abordan 15 temas en los que se enumeran los logros de la 4T [el primer piso], así como las propuestas para el segundo piso en cada uno de ellos.
Obviamente, en este espacio no es posible abordarlos todos; así que, en esta colaboración me limitaré a asomarme a uno de ellos: “Derechos sociales, bienestar y reducción de la desigualdad”, porque es el eje de un Estado que busca resolver las contradicciones sociales que las transformaciones anteriores dejaron pendientes.
En la sección dedicada a los derechos sociales, bienestar y reducción de la pobreza se encuentran tres apartados: el derecho a la vivienda, la erradicación de la pobreza extrema y la diversidad sexual y de género.
Sin negar la relevancia de los asuntos abordados en los apartados primero y tercero, el asunto de la erradicación de la pobreza extrema parece ser el de mayor amplitud y profundidad…
Asomándonos a lo construido en el primer piso del edificio de la 4T en esta materia en el texto que nos ocupa, encontramos lo siguiente: “el principal logro, sin duda, es la reducción de diversos indicadores de pobreza y de desigualdad entre 2018 y 2022”. Ese logro se muestra en cinco millones de personas que salieron de la pobreza, tres millones de personas que salieron del esquema de “outsourcing”, en la disminución de una desigualdad que pasó de un 0.426 a un 0.402 de acuerdo con el coeficiente de Gini y en la disminución de la desigualdad regional gracias a las inversiones prioritarias en el sur-sureste.
Puesto que este ámbito parece ser el que ofrece mayores y mejores resultados, las propuestas parecen concentrarse en fortalecer el primer piso, instrumentar apoyos para la niñez y las mujeres adultas mayores y buscar la salida de siete millones de mexicanos de la pobreza extrema multidimensional hacia el año 2030.
El gran reto parece radicar en el contar con los recursos necesarios una vez agotados diversas fuentes de las que se pudieron obtener en este sexenio y atender a grupos vulnerables que fueron afectados por los cambios introducidos en las políticas sociales, entre los cuales se encuentran los millones de personas que siguen viviendo en pobreza extrema [cuyo número aumentó en este sexenio], las familias afectadas por el cierre de guarderías y las mujeres que sufren algún tipo de violencia que se quedaron sin refugios.