Una enorme expectativa se ha generado en torno a una de las decisiones más polémicas que anunció y firmó el recién investido presidente de los Estados Unidos de América del Norte, Donald Trump, quien el pasado lunes, tras jurar para un segundo mandato en la Casa Blanca, cumplió su amenaza de campaña al designar a los carteles de la droga y a las bandas criminales trasnacionales como organizaciones terroristas extranjeras.
Medios de comunicación han dado cuenta -con lujo de detalle-, de cómo fue ese momento en que el siempre polémico magnate estadounidense estampó su rúbrica para decretar esta determinación que causó opiniones encontradas incluso en el propio territorio mexicano.
“Esta es una grande. Hace años que la gente lo pide”, dijo el lunes Donald Trump al recibir una de las carpetas del centenar de órdenes ejecutivas que se había dispuesto firmar en su primer día como presidente de Estados Unidos.
“México probablemente no lo quiera, pero lo tenemos que hacer”.
Sentado en su escritorio del Despacho Oval, repasó brevemente el texto y estampó su rúbrica con un grueso marcador negro. Y con ese gesto, puso en marcha el complejo proceso para designar a los carteles mexicanos del narcotráfico “organizaciones terroristas extranjeras”.
“Las actividades de los carteles amenazan la seguridad del pueblo estadounidense, la seguridad de EE.UU. y la estabilidad del orden internacional en el hemisferio occidental”, se lee en la decisión presidencial, ya publicada en la página web de la Casa Blanca.
Por considerar que “representan una amenaza similar”, se solicita la misma denominación para el Tren de Aragua, una banda surgida en una cárcel de Venezuela y con presencia en otros países de América Latina, y para la Mara Salvatrucha o MS-13, la pandilla nacida en las calles de Los Ángeles en la década de los 80 y que adquirió otra dimensión cuando muchos de sus miembros fueron deportados a El Salvador.
¿Pero qué implica la decisión? ¿Es realmente una medida relevante a la hora de combatirlas? ¿Y por qué México se opone?
BBC Mundo te responde a esa y otras preguntas sobre la polémica medida.
¿Qué es la lista de “organizaciones terroristas” y por qué incluir los carteles y el Tren de Aragua ahora?
Una ley de 1996 le posibilitó a EE.UU. crear una lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés) y establecer mecanismos de persecución y sanciones específicas para las entidades incluidas en ella.
La gestiona el Departamento de Estado, y hoy por hoy la integran 75 grupos y personas físicas, que van desde las yihadistas Al Qaeda y Estado Islámico, pasando por la palestina Hamás, hasta las FARC y el ELN en Colombia y Sendero Luminoso en Perú.
Para ser designadas como tales, las entidades deben cumplir tres criterios: ser extranjeras, participar en actos de terrorismo o tener la intención de hacerlo, y ser “una amenaza para la seguridad de los estadounidenses o para la defensa, las relaciones exteriores o los intereses económicos de EE.UU.”.
La idea de sumar el Tren de Aragua y la MS13 al inventario es más reciente, pero en el caso de los carteles lleva años sobre la mesa, a pesar de que —a falta de un objetivo político o ideológico y con el lucro como fin último— no encajen en la descripción tradicional de grupos terroristas.
El Congreso lo propuso en 2011, sin éxito, después de la muerte de dos estadounidenses a manos de grupos del narco. E hizo otro intento en 2019, tras el asesinato de nueve miembros de la familia mormona LeBaron, mujeres y niños con doble nacionalidad, en una zona del norte de México fronteriza con EE.UU.
El demócrata Barack Obama ya lo barajó cuando fue presidente y Trump lo empujó durante su primer mandato.
Pero ha sido en los últimos años, cuando las muertes por fentanilo —una de las drogas que trafican los carteles a través de la frontera— se empezaron a contar por decenas de miles, cuando la idea ha ido ganando apoyo.
En septiembre de 2022, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott emitió una orden ejecutiva con ese objetivo y dio instrucciones al Departamento de Seguridad Pública del estado que multiplicara sus esfuerzos para proteger a los texanos de la “crisis del fentanilo”.
Al año, 21 fiscales generales republicanos le pidieron al entonces presidente, Joe Biden, que ordenara la inclusión de las organizaciones mexicanas dedicadas al narcotráfico en el listado.
Los carteles “han matado más estadounidenses que cualquier organización terrorista del mundo”, dijo el pasado noviembre Tom Homan, el “zar de la frontera” de la nueva administración.
Y aseguró que Trump estaba “comprometido a nombrarlos organizaciones terroristas y a utilizar todo el poder de las Operaciones Especiales de EE.UU. para eliminarlos”.
Tanto es así, que decidió asumir la tarea el mismo día que estrenaba mandato.
¿La órden ejecutiva de Trump los vuelve automáticamente “organizaciones terroristas”?
No. Esa decisión la toma el Departamento de Estado, después de haber consultado con otras agencias del gobierno federal y haber comprobado que es compatible con el marco legal.
“Después de las consultas, el Departamento puede llegar y decir que los grupos propuestos no cumplen con los criterios legales”, le dice Jason Zablakis, quien supervisó dicho proceso de designación en la Oficina de Contraterrorismo (CT) del Departamento de Estado entre 2008 y 2018, a BBC Mundo.
“Es un proceso que puede tomar meses si se hace de forma correcta”, subraya el ahora profesor, quien dirige el Centro sobre Terrorismo, Extremismo y Contraterrorismo (CTEC) del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, con sede en Monterey, California.
Existe la dificultad añadida de que en la orden ejecutiva de Trump no se especifica qué carteles incluir en la lista, sino que se pide al secretario de Estado que proponga los nombres. Y se suman otros dos grupos que revisar, el Tren de Aragua y la MS13.
Aun así, Trump le ha dado al Departamento de Estado 14 días para que emita una recomendación respecto a todos ellos.