Desde hace 22 años es agente de la policía municipal de Tepic y todos los días, antes de salir de su casa se encomienda a Dios y le pide regresar con bien para estar con sus hijos, cuidarlos y verlos crecer, es además madre soltera.
María Dolores ha sentido la muerte cerca, su trabajo es de alto riesgo: “por eso todas las mañanas al salir de mi casa me encomiendo a Dios, me persigno y me digo; ojalá y regrese, porque siempre existe el temor de que un día ya no vaya a regresar con vida a mi hogar y me preocupan mis hijos más que nada, ya están grandecitos, pero de todas formas me preocupan ya que vivo sola con ellos, pero me encomiendo a Dios para que me dé chance de regresar a casa una vez terminada mi jornada laboral”, dice en una charla con Meridiano.
Su nombre completo es María Dolores Vergara Torres, policía municipal a mucho orgullo dice, un trabajo en el qué hay ese temor de perder la vida. Ella vivió intenso la etapa de mayor violencia en Nayarit, entre los años 2009 y 2011: “recuerdo que en una ocasión secuestraron a dos compañeros de nosotros y una mañana tuvimos que acudir al rescate para el rumbo del Aguacate, y ese día sí sentí mucho miedo de perder mi vida porque era cuando mataban a los policías aquí en la ciudad de Tepic, pero gracias a Dios aquí seguimos”, menciona como un momento de especial tensión en su carrera.
Además, refirió que en la misma época de violencia que se vivía en la capital del estado, hace poco más de 10 años, ella como policía municipal se incorporó a los operativos policiacos denominados Binomio: “esos operativos los integraban agentes de la policías estatal y municipal, además de elementos del Ejército Mexicano, los militares nada más decían vámonos, vámonos y nos íbamos a los operativos junto con ellos y en ocasiones los operativos eran por dos o hasta tres días”.
María Dolores habla del caso de la agente de la policía municipal que la noche del pasado lunes 28 de marzo recibió dos puñaladas en el pecho mientras atendían una denuncia por violencia familiar en la colonia Moctezuma, pero que logró salvar su vida gracias a que portaba el chaleco antibalas: “hay gente que no nos quiere, hay gente que detesta a los elementos policiacos, sean hombres o mujeres, y en el caso de mi compañera pues gracias a Dios la libró, pero todos corremos peligro de ser atacados como agentes de la policía municipal de Tepic, y en el caso de mi compañera el agresor se le fue encima a ella, pero repito, gracias a Dios regresó con bien a casa, pero todos como agentes policiacos corremos el riesgo de un día no regresar con vida a nuestros hogares”, concluyó.
Durante la charla, María Dolores insistió mucho en el riesgo que corre en su trabajo, pero que es la única forma en que ha podido sacar adelante a sus hijos, lo que la hace sentir muy orgullosa.